El CEO de Vibra Hotels, Antonio Doménech (Reus, 1959), repasa cómo ha sido la temporada para su grupo y para la isla en general y aborda el futuro de la Federación Hotelera pitiusa.
—Acabando octubre, ¿cómo valora la temporada turística para su cadena hotelera Vibra Hotels y para la isla en general?
—Nuestro grupo ha hecho un buen año con algunos meses de dificultad o de una mayor tensión. Hay que pensar que la Semana Santa se celebró en fechas tempranas, en marzo, y eso siempre provoca que los primeros meses de la temporada balanceen un poco. Junio fue excelente y en el mes de julio tuvimos esos eventos deportivos que causaron que tuviéramos un mes difícil dentro de los parámetros en los que nos movemos habitualmente. Agosto fue bueno, septiembre muy bueno y octubre ha sido mejor de lo esperado. Ha sido un año positivo, con ocupaciones altas y precios medios y altos y hay que mirar al futuro con cierta moderación para evitar que los precios se nos vayan de las manos.
—Algunos siempre han dicho que Ibiza puede morir de éxito.
—Yo venía a la isla de vacaciones cuando tenía 17 años y en los 80 y los 90 ya se decía lo mismo. Ibiza es una marca muy fuerte, con las mejores playas, un mar fantástico y un interior muy interesante. Además, contamos con un ocio magnífico y se me ocurren miles de cosas y ventajas. Eso de que puede morir de éxito lo vengo escuchando desde que tengo uso de razón, pero como en todo hay que tener cierta prudencia en el número de personas que vienen, prudencia con los cruceros y con otras cosas, pero esa expresión de morir de éxito no la compro.
—¿Qué opinión le merecen esos movimientos antiturismo que llegan a pedir que no se haga promoción de la isla?
—Igual sorprendo con mi respuesta. Dentro de esos movimientos, hay distintos grupos. A mi entender, unos van a extremos y realizan acciones que no son para nada aceptables, fuera de lugar, pero hay otros grupos que tienen consideraciones y peticiones que son a valorar y a comprender. En Ibiza, en los últimos años hay las mismas plazas hoteleras, no han aumentado, pero sigue habiendo más llegadas, así que controlando el alquiler ilegal de forma más potente e intensa podríamos solucionar dos cuestiones, la primera, la masificación que en ciertos momentos puede existir y que no está en los hoteles ni en la oferta legal. Además, si hablamos de la llegada de tres o cuatro cruceros a la vez, con miles de personas colapsando los accesos y distintas zonas, también es algo a estudiar. Yo tengo una opinión de que hay que sentarse con grupos que tengan ganas de dialogar y que presenten propuestas aceptables y negociables y ver a qué punto de acuerdo llegamos. Hay grupos con pocas ganas de resolver y con pocas ganas de diálogo porque en muchos puntos planteamos lo mismo. Defendemos una oferta reglada, con un número controlado de personas y creo que se tiene que avanzar por ese camino.
—Precisamente para regular esos flujos de visitantes, el Govern propone aumentar la ecotasa, algo que rechaza el sector hotelero.
—Creo que o fue una propuesta improvisada o es equivocada. Le estás diciendo al cliente, al turista que viene a Ibiza, que si se aloja en una oferta legal va a pagar más y, sin embargo, si opta por una ilegal, no va a pagar. Por tanto, ¿cuál es el beneficio de esa medida?. No tiene sentido. Si tuviéramos un control en puertos o aeropuertos y se pagara desde allí, igual tendría algún sentido, pero es que se castiga al turista que viene a una oferta reglada y legal. A partir de ahí, no hay mucho más que añadir.
—Se habla mucho de los elevados precios en Ibiza.
—Somos de la opinión que el mercado se regula por sí mismo, por tanto, si un negocio ha tenido precios demasiado altos y ha registrado una falta de clientes, posiblemente esté relacionado con su oferta. En nuestro caso, en una compañía como Vibra Hotels muy focalizada en productos de tres y cuatro estrellas, la expectativa de nuestro cliente está clara y creo que se ve recompensada. Nosotros no tenemos ese problema. No sé si nuestros precios son los más altos, pero damos lo que ofrecemos y somos muy claros en lo que son las expectativas del cliente. El que está fuera de esta línea puede tener problemas, aunque creo que es algo que se autorregula. Si tienes un producto que vendes muy caro y el cliente no recibe lo que quiere, irá a otro lado y el empresario deberá reflexionar sobre sus precios.
—Se ha asegurado que estos precios han podido provocar el descenso del turismo familiar.
—Para nosotros es un mercado muy valorado. En el grupo tenemos productos familiares como el Vibra Cala Tarida, cinco hoteles en total que son absolutamente familiares, con productos y animación para niños, y hemos tenido un muy buen año. El producto familiar, en nuestra cadena, ha funcionado bien, aunque no tengo datos de los demás.
—¿Realmente ha habido un cisma en la Federación Hotelera?
—No, la Federación tiene una manera de funcionar y yo en este momento soy el vicepresidente. En principio, se había hablado de que yo podía ocupar la presidencia. Entiendo que hasta ahora ha sido una organización muy presidencialista, con poco equipo, y que podría modernizarse más en las estructuras internas. En la reunión de esta semana, yo hubiera podido decir que sí a la presidencia, pero propuse hacer una reflexión sobre qué equipo debía estar en esa junta en la que debíamos ver qué programas de actuación teníamos de futuro, concluyendo que necesitábamos tiempo. Históricamente, se había elegido al presidente en media hora, pero yo creí positivo tener un debate el próximo mes para que se reunieran las 12 personas que toman la decisión y que no pasaba nada por aguantar un mes más. ¿Todo esto se puede llamar cisma? Yo creo que no. Hay unos grupos empresariales o personas que están de acuerdo con la modernización de la Federación, en cuanto a las estructuras o a contar con profesionales que ayuden en la gestión, con líneas de actuaciones claras y una mayor presencia. Entonces, el presidente único no es mi estilo de trabajo y simplemente creo que se llegará a un acuerdo o habrá otra propuesta de estilo continuista y seguiremos ayudando. Yo planteé que es el momento de un cambio y no todos estaban de acuerdo. No es un cisma, es el comienzo de una discusión positiva sobre lo que queremos ser de mayores.
—Por tanto, no descarta terminar el año siendo presidente de la Federación.
—Si se dan las circunstancias y si la mayoría opina que es el camino. Que no, me uniré a la otra parte y ayudaremos en lo que podamos. No hay ningún problema de personalismos, ni nada. Podía haber hecho una transición normal, como se ha llevado a cabo hasta ahora. Sí pusimos sobre la mesa que es un momento de reflexión porque nos vienen muchos retos en el futuro, como el tema de la ecotasa o los movimientos turismofóbicos, asuntos que se deben afrontar de forma más colegiada. No hay mayor problema, simplemente consideré precipitado tomar una decisión. El plan debe proponerse y estar respaldado. Además, tengo muchas ocupaciones y mi voluntad es sumarme para ayudar.
—¿Que proyectos de mejora van a ejecutar ahora?
—Estamos terminando la presupuestación de 2025. Ha sido un año denso en el que hemos avanzado mucho en contar con hoteles adaptados y hemos realizado colaboraciones de patrocinio con entidades deportivas o Cáritas. El próximo año será muy importante en cuanto a sostenibilidad y tenemos en marcha dos obras a destacar: un hotel de nueva planta en Sant Antoni, el antiguo Hotel Catalina. Si todo va bien, podremos inaugurarlo entre julio y agosto y allí se ha hecho una inversión superior a los 15 millones. Lo operaremos en régimen de alquiler. En los Jabeque, también haremos inversiones por valor de seis millones. Además, ejecutaremos renovaciones parciales o mejoras de suites en algunos hoteles, invirtiendo en sostenibilidad. Hemos cumplido diez años y nunca se han repartido beneficios, sino que se reinvierten al 100% en nuestros hoteles y seguiremos así.