José María Asencio Gallego (Alicante, 1988) es el magistrado del Juzgado Penal 11 de Barcelona, pero también es profesor universitario y escritor. También es un defensor acérrimo de la libertad que apuesta por legalizar las drogas para acabar con las mafias y el crimen organizado porque, según este juez alicantino, la prohibición de los estupefacientes genera violencia. En esta entrevista habla en profundidad sobre las consecuencias de la prohibición y cómo esta penalización está exacerbando otros problemas más graves para la sociedad.
Usted es un defensor a ultranza de legalizar la droga, ¿cree que la ciudadanía entiende sus argumentos a favor?
— Yo soy partidario de legalizar en la vía pública no sólo el cannabis sino también el resto de drogas y estoy a favor, básicamente, por dos razones. La primera es porque soy un defensor a ultranza de la libertad y el consumo de drogas es una manifestación de la libertad personal. El Estado no tiene por qué restringir este consumo, ya que estas personas no generan ningún perjuicio respecto a los demás. Además, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos establece que las normas que garantizan derechos fundamentales tienen que interpretarse de la manera más favorable a su vigencia. Además, hay que tener en cuenta que el Estado no restringe otras conductas muy similares.
¿Se refiere al alcohol?, ¿cuál es la segunda razón por la que apoya la legalización de las drogas?
— Sí, me refería al alcohol. Mi segunda razón está relacionada con una perspectiva meramente criminológica porque considero que la ilegalización de las drogas genera violencia. Y esto no lo digo yo; es un hecho constatado por las experiencias históricas. En Estados Unidos realizaron el experimento social de la Ley Seca entre 1920 y 1933 en la que ilegalizaron el consumo de alcohol, incluso los partidarios más acérrimos de ilegalizar el alcohol tuvieron que echarse atrás a principios de los años 30 porque esta decisión generaba mucha más delincuencia. Es más, los imperios criminales de Al Capone se originaron bajo la Ley Seca. Además, también se ocasionaron muchas muertes porque el alcohol, al ser ilegal, no estaba sujeto a controles sanitarios. Por lo tanto, cualquier persona podía fabricar alcohol en la bañera de su casa y eso originaba muertes instantáneas porque estaba en mal estado.
Otro de sus argumentos a favor de esta legitimación es vincular la delincuencia con el tráfico de drogas.
— El criminólogo Goldstein propuso una clasificación de tres efectos que vinculan la droga con la delincuencia. En concreto analizó la relación entre el consumo y el tráfico del crack y los homicidios en Nueva York a finales de los años 80. Y en base a esto, elaboró un estudio que analizaba cómo el consumo de este tipo de droga producía violencia en tres sentidos diferentes. En primer lugar, él descubrió que existe lo que él denominó el modelo psicofarmacológico, que es cuando algunas personas a corto y largo plazo, como resultado de la ingesta de sustancias tóxicas, puede llegar a actuar de forma excitada e irracional y, por consiguiente, de una forma violenta.
¿Cuál sería el segundo modelo?
— Goldstein también dijo que existía el modelo de compulsión económica, que significaba que algunas personas cometen delitos económicos para financiar el consumo de drogas. Junto al propio delito contra el patrimonio, se puede generar cierta violencia en ese contexto y puede cometerse también un delito de agresión porque los síntomas pueden ocasionar que una persona armada, que está con el síndrome de abstinencia por heroína, pueda disparar la pistola por ese alto grado de nerviosismo. Son modelos que generan violencia, pero no son equiparables a las consecuencias que causa la ilegalidad de las drogas. A esta situación él la denominó modelo sistémico. Es decir, es la violencia que se deriva de la interacción entre los sistemas de tráfico ilegal de drogas, de consumo y distribución. Todo esto produce efectos como las mafias, los homicidios, los asaltos en operaciones relacionadas con la droga, la eliminación de policías, las disputas territoriales... son las consecuencias vinculadas al consumo de drogas; el procedimiento que más muertes y violencia genera en el mundo, y que deriva precisamente de la ilegalidad de estas sustancias.
¿Usted cree que si estas sustancias fueran legales y existiera una regulación de las drogas favorecería la reducción de la violencia a medio y corto plazo?
— Se reduciría considerablemente este modelo sistémico porque ya no habría mafias y, si las hubiese, serían mínimas porque la persona consumidora podría elegir entre comprar un gramo de cocaína adulterado a una mafia o comprarlo en un establecimiento en el que garantizan que la sustancia es de buena calidad y está analizada. Yo creo que le sale más rentable hacerlo en un establecimiento regulado. El problema es la interpretación del discurso porque la gente piensa que yo estoy defendiendo que la gente se drogue y no es así. Simplemente considero que es la posición más adecuada; primero porque estamos en un Estado democrático y, en segundo lugar, para reducir la delincuencia. Después, con todos los beneficios que se lograrían por el consumo legal de drogas, se podrían realizar campañas de sensibilización sobre los efectos negativos que produce la droga, porque al final todo es educación.
¿Usted cree que algún día se legalizarán las drogas en España?
— Yo creo que se legalizarán a medio plazo porque es una medida que se está adoptando en otros países del mundo y al final España se verá arrastrada por esta decisión; ojalá sea pronto. De momento se ha legalizado en Alemania, Holanda, Uruguay, Canadá y en varios estados de Estados Unidos; seguro que llegaremos a un momento en el que las drogas sean legales. Empezaremos posiblemente con el cannabis, luego tal vez se legalizará la droga psicodélica y así progresivamente.
¿En estos países que decidieron despenalizar estas sustancias se ha reducido la delincuencia?
— ¿Qué sentido tiene crear una organización criminal que tiene como objetivo la venta de cannabis cuando una persona puede comprar esta droga en el establecimiento que tiene en su barrio? Es que no tiene ningún tipo de sentido. Por lo tanto, en estos países se reduce mucho la actividad criminal. Además, las sustancias que se venden de forma legal están sujetas a controles sanitarios y esto garantiza que la sustancia no te mate instantáneamente como puede suceder cuando compras droga a las mafias. La cocaína o heroína en mal estado y adulterada te puede matar de forma instantánea.
Como juez en distintos juzgados, habrá enjuiciado casos relacionados con temas de droga.
— Bueno, como cualquier juez de lo Penal, he enjuiciado muchos casos relativos a las drogas. Aunque esté a favor de legalizar estas sustancias no significa que yo dictamine una sentencia de acuerdo con mis opiniones personales. He condenado a bastante gente por tráfico de drogas porque el Código Penal lo establece y yo cumplo y aplico la Ley. Si mañana las drogas fueran legales yo aplicaría la nueva legislación, que es la legalidad de estas sustancias, pero actualmente la legislación sanciona el tráfico de drogas y, por consiguiente, yo condeno cuando es necesario condenar.
Hace poco también defendió la presencia de los clubes de cannabis en Barcelona después de que el Ayuntamiento ordenara cerrar estas asociaciones.
— Se están cerrando por un argumento totalmente equivocado, que es el de reducir la delincuencia, pero es un contrasentido. Los consumidores de cannabis, por mucho que se cierren las asociaciones, seguirán existiendo, y lo que harán será recurrir a las mafias para comprar el cannabis.