Todavía con el susto en el cuerpo. Así continúa David López, un ibicenco que lleva más de ocho años viviendo en Alfafar, uno de los pueblos de Valencia más castigados por la Dana. David explica a Periódico de Ibiza y Formentera que durante este martes pasado, día en que se produjo esta histórica Dana, él estaba trabajando en su despacho de Valencia como cada día de la semana, sin imaginarse que pocas horas después un fenómeno meteorológico pudiera afectar a la seguridad de los vecinos de varias comarcas de la provincia de Valencia. «No nos llegó ningún aviso sobre el riesgo de la Dana durante el día. El mensaje de alerta llegó muy tarde», apunta. Sin ir más lejos, cabe recordar que la Confederación Hidrográfica del Júcar avisó a las 12:20 horas del caudal en la rambla del Poyo en Riba-roja y la primera alarma a los móviles de los ciudadanos llegó a las 20:12 horas.
«Mi mujer me llamó sobre las 19.00 horas y me dijo que terminara de trabajar y me fuera a casa; todavía no estaba lloviendo en el pueblo, pero el barranco de uno de los municipios cercanos ya se había desbordado», recuerda. En este sentido, subraya que durante la vuelta a Alfafar coincidió con muchos vehículos circulando que también regresaban a sus viviendas desde sus puestos de trabajo. «Por poco no me pilló la Dana. Una vez llegué a casa, mi mujer y yo observamos cómo a los pocos minutos empezó a inundarse la calle y también cómo nuestro garaje empezó a llenarse de agua. Al vivir en un adosado enseguida comenzamos a trasladar el mobiliario que teníamos en el parking al primer piso de la casa ante la subida del nivel de agua», lamenta este ibicenco. Asimismo afirma que decidieron colocar sábanas y ropa en la apertura de la puerta del garaje para evitar que entrara más agua.
«La riada no paró hasta las 1:30 horas de la madrugada», subraya, haciendo hincapié en que después de la devastación causada por la Dana, se quedaron sin luz y agua, estando incomunicados durante dos días. «Estamos desolados; muchas personas lo han perdido todo», lamentó, resaltando la solidaridad del pueblo valenciano que ayer se volcaron con los damnificados y ayudaron a limpiar los desperfectos.
«El agua llevaba mucha fuerza, incluso varios vehículos acabaron en la otra punta de la Albufera», agregó, mientras insistía en la solidaridad de la gente desplazada ayer con palas a los diferentes pueblos afectados. «Muchos jóvenes han venido a ayudar de forma desinteresada», puntualiza. No obstante también quiso dirigirse a las administraciones, denunciando la falta de previsión a la hora de avisar a la población de esta «tragedia».