Ataviados con un enorme traje, que les proteja de cualquier vertido corrosivo o tóxico, dos bomberos de Ibiza retiran un cuerpo inerte de una industria en la que se ha producido una fuga de gas tóxico. En este caso, todo se trata de un simulacro. El lugar de los hechos es el espacio contiguo al parque insular de bomberos, el supuesto gas tóxico no es más que vapor de agua y el cuerpo retirado es un maniquí. Sin embargo, formaciones como esta son claves para que los profesionales de emergencias sepan como actuar en situaciones reales, con vidas en juego.
Este miércoles se ha realizado la tercera de las cuatro prácticas planificadas para el cuerpo de bomberos de Ibiza. Más de medio centenar de efectivos participan en estas jornadas -una docena de ellos lo ha hecho en esta-, para saber como actuar ante una posible fuga -en caso de tratarse de un gas- o un derrame -en caso de tratarse de líquido- de una sustancia peligrosa, ya sea en un contexto industrial o de traslado de mercancías peligrosas.
Los instructores de la formación provienen de la escuela nacional de protección civil de Madrid, el organismo más alto en materia de formación en emergencias a nivel nacional. Uno de ellos, ha explicado que «estamos llenos de sustancias peligrosas, por ello la activación y actuación ante estos sucesos requiere una serie de técnicas y de formación. En los simulacros se pone en práctica todo lo aprendido».
Simulacro
Dicho simulacro se compone, tal y como explica el instructor, de dos fases: «la primera fase es la llegada, con la valoración del entorno y las medidas urgentes. La segunda fase, cuando ya se tiene la información, se realizan las actuaciones para mitigar o reducir las sustancias peligrosas que pueden afectar a la población y al medio ambiente».
Para efectuar dicho simulacro, el exterior del parque de bomberos ha contado con una serie de herramientas adecuadas para la ocasión, creadas por algunos de los bomberos con conocimientos de soldadura. Gracias a ello, se ha podido recrear esa emisión de gases tóxicos y el derrame de líquidos peligrosos que, en esta ocasión no ha dejado de ser agua en ningún momento.
Una vez comenzado el simulacro, los ejecutores de la práctica lo primero que han hecho ha sido identificar la zona, y estudiar cual era el tipo de sustancia en cuestión «no es lo mismo intervenir en caso de un vertido de un líquido inflamable, como puede ser la gasolina, que en caso de una sustancia corrosiva, donde se necesita un equipo de protección de nivel tres», explicaba el instructor.
Una vez identificado el vertido, una pareja de bomberos ha procedido a contenerlo mediante el uso de espuma, que era rociada de manera masiva en la zona. Inmediatamente después, el trabajo siguiente era retirar el maniquí, que hacía las veces de persona herida, de la situación de peligro y trasladarlo a un lugar seguro para que pudiera ser atendido.
Tras ello, llegaban los bomberos con los EPIs -equipo de protección individual-, de máxima protección. Una suerte de traje espacial de grandes dimensiones, que el personal de emergencias se colocaba por encima del ya habitual traje de protección. Con él, dos de ellos entraban al lugar que no dejaba de desprender ese «humo tóxico», una caseta que simulaba un puesto industrial para atajar el problema. Tras unos minutos en su interior, salían del espacio.
Paralelamente, otro equipo de bomberos trataba de contener el vertido de líquido que sucedía a escasos metros. Tras un par de minutos de las pertinentes comprobaciones, conseguían contener dicha fuga.
Una vez logrados los objetivos, para finalizar la práctica, se habilitaba un espacio seguro, en el cual los EPIs eran desintoxicados y lavados antes de ser retirados, para facilitar su uso en posteriores ocasiones. «Estos trajes valen miles de euros», explicaba el instructor. De esta manera, terminaba una de las prácticas para que el cuerpo de bomberos de Ibiza esté preparado para este tipo de actuaciones.