El gran apagón que este lunes afectó a buena parte de la península se vivió en Santa Eulària con sorpresa y algo de desconcierto, pero sin grandes consecuencias. Aunque la electricidad no se fue en muchos puntos del municipio, sí se notaron fallos de cobertura, internet y otros servicios, lo que generó inquietud y muchas conversaciones entre vecinos y trabajadores.
En la ferretería Sa Roca, por ejemplo, no hubo problemas con el suministro eléctrico. Todo funcionó con normalidad, incluyendo los datáfonos. Sin embargo, sí se registraron fallos en los móviles: algunas empleadas comentaron que podían usar WhatsApp, pero no navegar ni consultar noticias. «Jamás habíamos vivido algo así», decían, y expresaban dudas sobre si se llegará a saber realmente qué fue lo que pasó.
En la calle también se notaron algunas consecuencias indirectas. Los trabajadores de obras públicas siguieron su jornada como siempre, pero tuvieron que terminar antes porque algunos coches mal aparcados impedían continuar las tareas. Como las máquinas de la Policía Local no funcionaban, ya que al parecer el sistema es a nivel nacional, no se pudieron sancionar los vehículos, y eso obligó a paralizar parte del trabajo.
Más complicado fue para Cap a Casa, un local de comida casera para llevar. Allí los datáfonos no funcionaban, por lo que no pudieron cobrar a muchos clientes. Además, como el teléfono tampoco funcionaba, no se pudieron atender los pedidos a domicilio. Al día siguiente, el martes, seguían sin teléfono. A esto se sumó otro problema: las obras en la calle los dejaron sin agua, lo que supuso una dificultad importante para un negocio de cocina.
En Monk Coffee, el apagón no causó alteraciones, ya que ocurrió una vez cerrado el local. La luz y los datáfonos funcionaron con normalidad. Sí notaron problemas con el Wi-Fi durante el día, algo que ni siquiera molestó a los clientes que trabajan allí con sus portátiles. Desde el local señalaron que las obras en la calle están teniendo más impacto en su actividad que el propio apagón.
Asimismo, el centro de salud tampoco sufrió grandes alteraciones. Las administrativas ya habían terminado su jornada y solo se vieron afectadas las llamadas médicas de la tarde, que se reprogramaron sin complicaciones. El centro, además, cuenta con generadores para garantizar los servicios esenciales.
Una clienta, mientras compraba comida, comentaba que «justo la semana pasada vi una película de Angelina Jolie donde pasaba esto mismo. Me pareció fantasiosa, pero justo ahora pasa aquí. Es muy fuerte». Añadió que quizá es hora de aprender a vivir como antes y «comprar un kit de supervivencia».