El actor, modelo y fotógrafo Krys Pasiecznik ofreció este martes una charla sobre acoso escolar en el IES Sa Serra, donde compartió su experiencia personal con el alumnado. Entre los 9 y los 16 años sufrió bullying, una experiencia que superó hace poco años gracias a las artes marciales, que le dieron la fuerza y la confianza para dejar ese capítulo atrás.
El encuentro se enmarca dentro de una iniciativa impulsada por Emma Torres, pedagoga terapéutica del centro, con la colaboración de Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sant Antoni de Portmany, quien lleva tiempo observando la necesidad de intervenir de forma más directa, emocional y continuada en los centros educativos del municipio. «Hay protocolos, sí, pero no son suficientes. El trabajo real empieza en las aulas, y cuanto antes, mejor», reivindicó.
Emma, madre de una niña con síndrome de Down, también destacó la importancia de comenzar desde la infancia, en los colegios, y no solo cuando los casos de acoso ya están presentes en los institutos.
«Desde pequeños hay que trabajar mensajes sencillos como ‘no se insulta’, ‘no se burla’, ‘nadie solo en el patio’», afirmó. Con ese objetivo, eligieron el IES Sa Serra, que cuenta con dos aulas de educación especial, UEEC y TVA, como el primer centro en el que poner en marcha esta experiencia. La acogida fue tan positiva que ahora trabajan con el Ayuntamiento para replicarla en todos los centros del municipio a partir del próximo curso.
Pasiecznik relató cómo desde pequeño fue víctima de burlas, aislamiento y, con el tiempo, también agresiones físicas. «No tenía gafas, ni sobrepeso, ni un rasgo evidente por el que destacar. Pero bastaba con no encajar en lo que se esperaba de un niño para que empezaran las risas, los insultos y los golpes», recordó. Aunque las agresiones físicas fueron dolorosas, el actor subrayó que lo que más le afectó fue la soledad. «Lo peor fue sentir que no pertenecía a ningún sitio. Ni siquiera lo contaba en casa», confesó.
Recordó cómo en las excursiones nadie quería sentarse a su lado en el autobús o cómo vivía con miedo constante a que le quitaran la mochila o le pegaran en clase de gimnasia. El acoso se intensificó hasta el punto de tener que cambiar de centro. Sin embargo, a este lugar llegó con los traumas del pasado, así que en los recreos se aislaba, no quería relacionarse con los compañeros. Y esa actitud era derivada del acoso que había sufrido.
En su caso, esta situación se descubrió cuando tenía 15 años. Fue una profesora quien vio los moratones en su espalda y lo que dio la voz de alarma. Un compañero se dedicaba a clavarle bolígrafos en la espalda con tal fuerza que le dejaba heridas y hematomas.
La dinámica del encuentro fue más allá de una charla o un discurso. Emma quiso que fuera un espacio íntimo y cercano, en círculo, donde los alumnos pudieran mirarse y, si lo deseaban, compartir también sus propias vivencias. Varios de ellos se animaron a hablar y contaron sus experiencias.
El director del centro, David Cardona, resaltó la importancia de este tipo de charlas. «Estas iniciativas no tienen precio. Si por mí fuera las haría en cada clase, en cada grupo. Porque una persona que ha sufrido acoso puede tener éxito, claro que sí, pero sobre todo, porque los agresores deben ser conscientes de las consecuencias de sus actos».
Como repitió Cris varias veces durante el encuentro, «hay cosas que se superan, pero no se superan del todo. Porque quien lo hace, muchas veces ni siquiera es consciente del daño que está causando». Y recordó la importancia de hablarlo con «padres, profesores, hermanos mayores… Incluso, si no lo sufres pero lo ves es necesario contarlo para que se tomen medidas».
Una buena parte de los niños abusones, se debe a que han sufrido abusos. Con los niños se debe trabajar para averiguar por qué hace eso. Si no es porque está sufriendo abusos, entonces puede tratarse de de un sociópata o un psicópata. Eso cuando antes se averigüe mejor. Porque si no se corrige, luego cada vez cuesta más.