Hay algo profundamente preocupante en la actitud del PSOE ante el drama de la vivienda en Baleares: su obstinación en exigir la aplicación de medidas fracasadas allí donde se han aplicado. Los socialistas reclaman al Govern de Marga Prohens y al Consell d’Eivissa que intervengan el mercado de la vivienda y topen los precios del alquiler, posibilidad recogida en la Ley estatal de Vivienda a criterio de los gobiernos autonómicos. Sólo lo ha hecho Catalunya, con resultados calamitosos.
Pero la negativa de los gobiernos del PP a aplicar una medida que va en contra de su ideología, sirve al Gobierno de Pedro Sánchez como excusa para acusar a los ‘populares’ de incumplir la Ley de Vivienda, algo radicalmente falso. Sencillamente no optan por una posibilidad contemplada en la Ley, porque consideran que empeoraría la crisis.
Pero viendo la reacción del PSOE ibicenco a la negativa del PP, se constata que siguen sin asumir el veredicto democrático que los ciudadanos emitieron el 28 de mayo de 2023. El PP no sólo recuperó el Govern, sino que el PSOE fue barrido de todas las instituciones de Ibiza: no gobierna en ningún municipio, ni en el Consell, ni tampoco en el ejecutivo autonómico. ¿Y cuál fue una de las causas principales de esa debacle? Precisamente, su desastrosa gestión en materia de vivienda. Prometieron pisos y dejaron cifras paupérrimas. De aquellos polvos, estos lodos.
Ahora, desde la oposición, pretenden dar lecciones. Y lo hacen, además, con una arrogancia impropia de quien ha fracasado estrepitosamente. Reclaman que se intervenga el mercado como si fuera una varita mágica, cuando los datos demuestran que las políticas de control de precios no solo no mejoran el problema, sino que lo agravan. Allí donde se han aplicado topes al alquiler, la oferta se ha desplomado, los propietarios han retirado inmuebles del mercado, los precios han seguido tensionados y las condiciones de acceso se han endurecido. ¿Es eso lo que quieren reproducir en Ibiza?
Incapaces de hacer autocrítica, los socialistas recurren a su estrategia favorita: el ruido. En lugar de asumir que ya no tienen el poder, recurren a las redes sociales para montar campañas indignantes, usando imágenes de tiendas de campaña y sacos de dormir para difamar al PP y crear un relato tan alarmista como deshonesto. ¿De verdad creen que la ciudadanía no recuerda quién gobernaba cuando la situación se descontroló? ¿Quién lleva siete años en La Moncloa prometiendo vivienda pública mientras la construcción se desploma y escalan los precios?
El Gobierno de Sánchez lleva desde 2018 en el poder. Siete años anunciándo veinte veces lo mismo, pero sin ejecutarlo. Como Francina Armengol, que visitaba media docena de veces los solares donde se proyectaban unas pocas VPO, que tardarían 5 años en hacerse realidad. Con leyes como la Ley de Vivienda que no han aportado soluciones.
Lo que está intentando hacer el PP en Baleares es justo lo contrario: incentivar la oferta, desbloquear suelo, acelerar trámites, promover vivienda asequible desde la colaboración público-privada y generar un entorno de seguridad jurídica que anime a los propietarios a alquilar. ¿Es eso fácil? En absoluto. ¿Es inmediato? Tampoco. Pero es el único camino sensato y sostenible para resolver un problema tan complejo.
Si el PSOE quiere volver a ser creíble en materia de vivienda, debería empezar por reconocer sus errores, pedir disculpas por su nefasta gestión y construir un nuevo discurso más pragmático y menos dogmático. Mientras no lo haga, sus exigencias no pasarán de ser ruido partidista y puro teatro.
Las políticas de TODOS los partidos en materia de viciwnda han fracasado. Y los que gobiernan aqui, también, la vivienda no para ni parará de subir