Anissa, una joven que viajaba el pasado viernes en un vuelo de Iberia de Ibiza a Palma de Mallorca, se ha puesto en contacto con Periódico de Ibiza y Formentera para hacer público el pésimo trato recibido por parte del personal de la aerolínea tras sufrir un ataque de ansiedad antes de embarcar. Según su relato, la situación no fue gestionada correctamente y se sintió desatendida por los empleados de la compañía.
La joven, que padece ataques de ansiedad de forma habitual, comenzó a sentirse mal justo antes de embarcar. «Me mareo, me da debilidad y empiezo a llorar sin poder controlarlo», explica Anissa. Para no interrumpir el proceso de embarque, decidió esperar fuera del avión hasta que el resto de los pasajeros se acomodaran. Cuando la persona encargada de embarcar se acercó, Anissa le comunicó su malestar y la empleada le preguntó si estaba en condiciones de volar. A pesar de que la joven le confirmó que sí, el capitán decidió no permitirle embarcar debido a su estado. «No entiendo por qué no me dejaron embarcar. No sabían exactamente qué me pasaba y no me ofrecieron ninguna ayuda», afirma.
Anissa fue dirigida a los mostradores de Iberia para buscar una alternativa. Allí le ofrecieron un vuelo posterior. Tras aceptar la nueva asignación, la joven se dirigió al embarque de este vuelo. Sin embargo, al llegar, le informaron que el embarque ya había cerrado y que no podría subir al avión.
La joven asegura que, al intentar explicar su situación, el personal de Iberia no mostró disposición en ningún momento para ayudarla. Además, en ese momento Anissa vio cómo dos pasajeros que habían sido reubicados en el mismo vuelo, sí pudieron embarcar. «Vi cómo a ellos sí les dejaron pasar y a mí no. Nadie me explicó nada», comenta.
Lo que más le sorprendió fue la actitud de un supervisor, que según Anissa, le indicó de forma tajante que no podía embarcar porque «ya estábamos cerrando el vuelo tarde» y que se arriesgaban a una multa . Pero lo que más le impactó fue el comentario del supervisor, quien le dijo que había «montado un circo antes» y que, por eso, no la iba a dejar subir. «Un ataque de ansiedad no es montar un circo», le comenta entre lágrimas y sollozos Anissa, quien grabó la escena en video para poder demostrar el trato que había recibido por parte del personal de esta aerolínea.
Finalmente, la joven no quiso que le reubicasen en otro vuelo posterior. Aún así, la joven ha interpuesto una queja formal ante Iberia, pero asegura sentirse frustrada por la situación. «No quiero que me den un trato especial, pero sí un trato humano», concluye apesadumbrada por lo vivido.
JoanMe imagino que no habrás trabajado en un aeropuerto para saber lo que hay que aguantar con personas como ella 'que se monta un circo' día sí y otro también. Un ataque de pánico, es decir, por mis ovarios, no dura tanto y si realmente tiene un problema que coja un barco.