Las calas de Cala Vedella y Cala Tarida, dos de las zonas costeras más visitadas de Sant Josep, enfrentan desde hace semanas un problema que inquieta tanto a los vecinos como a los turistas. Una mancha verde, atribuida a la proliferación de microalgas, cubre gran parte del agua en ambas playas, alterando la habitual imagen cristalina que las caracteriza y provocando que muchos bañistas opten por marcharse a otros lugares.
Aunque no es un fenómeno nuevo, la intensidad y duración de esta mancha este año están siendo inusuales. Las altas temperaturas y el agua estancada facilitan la reproducción de estas microalgas, que tiñen la costa de un tono verde oscuro que muchos visitantes desconocen. «Cuando ves el agua así de verde, piensas que algo está mal, y aunque luego te digan que no es contaminación, da reparo meterse», comenta Julia, turista llegada desde Zaragoza, quien esperaba disfrutar de aguas cristalinas y se ha topado con esta sorpresa.
Por otra parte, Miguel, turista sevillano, comenta que «cuando hemos visto el agua así de verde, lo primero que hemos pensado es que esto no es normal», quien ha añadido que tras preguntar en un chiringuito le han explicado que se trataba de algas, aunque «es raro, buscábamos el agua transparente de la isla, así que luego iremos a otra cala».
Los negocios de la zona, que tradicionalmente viven de la afluencia de turistas, están viendo cómo su clientela diaria cae. «Esta playa antes siempre estaba llena a estas alturas, ahora parece otro sitio. Los turistas llegan, ven el agua y se van a otra cala», lamenta Moisés Machado, del restaurante Cana Sofía y residente de toda la vida. Moisés, que se crio en Cala Vedella, recuerda que cuando era niño no existía este problema y que en años anteriores se combatía con bombas que hacían circular el agua y evitaban que se estancara.
Sin embargo, esas bombas llevan meses sin funcionar, ya que su reinstalación está a la espera de una autorización que no llega. «Nos dicen que están pendientes de un permiso del Ayuntamiento, pero la burocracia tarda demasiado y mientras tanto perdemos dinero y calidad de vida», afirma con frustración. Otros locales también denuncian la falta de apoyo institucional: «Solo vienen a revisar si movemos las hamacas unos centímetros, pero nadie se ocupa de solucionar lo del agua», relata un trabajador de la zona.
Los residentes también sienten que la información que se da a los visitantes es insuficiente. Joan, vecino de Sant Josep, explica que «no hay ningún cartel ni información para quienes no conocen el problema, y por eso muchos creen que es contaminación y se marchan. Eso afecta a todos los que trabajamos aquí».
En este sentido, la pérdida de la bandera azul, que años atrás ondeaba en Cala Vedella, es una muestra del deterioro ambiental y turístico que sufren estas calas. Parece ser que este año Cala Vedella la había recuperado, pero en el lugar no consta este reconocimiento.
Mientras tanto, Cala Vedella y Cala Tarida pierden parte de su atractivo en plena temporada alta. Comerciantes y residentes esperan que las administraciones aceleren los trámites y pongan fin a esta situación que, aseguran, afecta no solo a la economía local sino a la identidad de estas calas que siempre han sido un símbolo de Ibiza.
Si en otros municipios ya tienen ese permiso, y han podido instalar los bombeos, parece que el de Sant Josep ha sido más negligente o más desinteresado en atender la calidad de sus playas, su mayor patrimonio.