Una usuaria de la aerolínea low-cost Ryanair ha publicado un vídeo en sus redes sociales detallando a modo de protesta el «nefasto» servicio recibido durante lo que calificó como «el peor» vuelo de su vida.
«Ayer teníamos un vuelo con Ryanair de Ibiza a Londres a las 20:45. Vuelo 9254. Y se retrasó más de tres horas», comienza el vídeo Paula Serna, protagonista del suceso. Según esta usuaria, los pasajeros fueron alojados en el avión, que estuvo una hora parado en la pista con los pasajeros dentro sin despegar. Según cuenta, no recibieron en ningún momento información acerca de por qué se producían los retrasos.
«Once menos cuarto... no sabemos qué está pasando», cuenta Paula en el vídeo. «Después de esperar más de una hora en el primer avión, nos meten en un autobús con 33ºC, sin aire acondicionado, con bebés dentro, todos sudando, nerviosos, no sabíamos qué hacer, no nos abrían las puertas del autobús... lo pasamos muy mal». En las imágenes se aprecia a los pasajeros sudorosos y fatigados, algunos con dificultades para respirar.
«Si no, rompemos eso. Vamos a coger eso y lo rompemos. Tía, que no puede ser», exclama una de las pasajeras en el vídeo, que sugiere utilizar los martillos de emergencia para romper los cristales del autobús para poder tomar algo de aire fresco.
En las imágenes siguientes, los pasajeros están fuera del autobús. La confusión es constante. Otro pasajero, indignado, exclama: «Ha estado a punto. A punto de que le dé un infarto a un tío ahí dentro».
Seguidamente fueron alojados en un segundo autobús. «Pedimos explicaciones, decían que el aire acondicionado no funcionaba. Se habían 'atascado' las puertas pero, qué casualidad, los dos autobuses tenían el mismo problema», comenta Paula.
Son entonces realojados en un segundo avión, con esperanzas de despegar pronto. «Estamos en el segundo avión, seguimos esperando. Nadie nos dice nada».
Según esta usuaria, el personal de la aerolínea evitaba responder preguntas acerca de los retrasos. Una de las azafatas llegó al extremo de fingir que no hablaba español, después de haberse dirigido a la tripulación en español: «Una azafata hablaba español, después no hablaba español. Yo pedí personalmente explicaciones a un azafato en inglés diciéndole que estábamos tres horas allí y que no teníamos información y él me contestaba: 'Information about what?' ('¿Información de qué? ¿Sobre qué?'). Y él no me quiso decir nada, no nos ofrecieron agua y tampoco nos dejaban pagarla».
Pasado un rato, agentes de la Guardia Civil se personaron en el avión. «Vino la Guardia Civil y pensamos que era para ayudarnos, pero no. Fue para llevarse a varias personas. Empezó a señalar, uno a uno, para que se llevaran a la gente, cuando nadie fue violento en ningún momento. Simplemente había agitación y nerviosismo». Paula continuó grabando vídeos para poder narrar esta horrorosa experiencia. «Grabé vídeos y el propio azafato me obligó a parar porque me quería echar del avión. Yo creo que estaba en todo mi derecho de grabar lo que estaba sucediendo. Un abuso de poder. No podíamos hacer nada, no nos atrevíamos a hablar y dar nuestra opinión de lo injusto que estaba siendo todo porque nos amenazaban a dedo. Un servicio de Ryanair nefasto».
El vídeo finaliza con los pasajeros exhaustos arribando al aeropuerto londinense. «Dos cuarenta y tres de la mañana. Llegamos. Hora de Londres: una cuarenta y tres. Una vergüenza».
No es la primera vez que la aerolínea dublinesa es la protagonista de un servicio nefasto, ampliamente denunciado por sus usuarios. Los retrasos en verano suelen ser algo frecuente, aunque no siempre se llega hasta el extremo de un servicio tan nefasto como el que hemos podido ver en este vídeo.
Ryanair se ha visto envuelta recientemente en una polémica debido a su pulso con el Gobierno. El Ministerio de Consumo sancionó el pasado mes de noviembre a cinco aerolíneas, entre ellas Ryanair, con 179 millones de euros por prácticas abusivas como son el cobro de equipaje de mano que se sube a la cabina de viajeros, los cargos por la reserva de asientos contiguos cuando se viaja acompañado de menores o personas dependientes, falta de transparencia precontractual sobre el precio final del servicio y prohibir el pago en metálico en la compra de billetes en los aeropuertos.
Respecto a esta sanción, el CEO de Ryanair, Michael O'Leary, llamó entonces «loco comunista» al ministro de Consumo, Pablo Bustinduy. El mes pasado, la justicia aceptó las medidas cautelares solicitadas por Ryanair y Norwegian Airlines ante la sanción, lo que supone un balón de oxígeno para ambas compañías.
pues en vez de pagar 30 pavos por un low cost pagas lo que sea por un vuelo regular y viajas como un señor-a, la gente se queja pero lo que tiene que hacer es no viajar en este tipo de aerolineas, hasta que se arruinen.