Viajar en la línea L8, que conecta Sant Antoni, Sant Josep e Ibiza, se ha convertido en un auténtico suplicio para algunos vecinos. Operada por la empresa Alsa, esta ruta sufre retrasos constantes, autobuses antiguos y un estado de abandono en sus paradas que convierte un trayecto habitual en una odisea diaria.
Según el horario oficial entre semana, hasta las 15.30 horas la línea debería tener una frecuencia de media hora y, por la tarde, de una hora. Sin embargo, la realidad es bien distinta. «Normalmente cojo el autobús de las 8 de la mañana, que pasa a las 8.20 horas por Sant Josep. Antes de ayer llegó a las 9.10 horas. Casi una hora tarde», relata Alejandro, que depende de este servicio para llegar a su trabajo. «Cada día voy con el corazón en un puño, temiendo llegar tarde», añade.
El problema se agrava en verano, con las altas temperaturas. «Aquí no hay quien aguante. La marquesina está rota y no cubre nada. La gente busca la sombra debajo de los árboles o se sienta en la acera porque da el sol de lleno», explica otra usuaria habitual que espera frente al centro de salud de Cala de Bou. En otras paradas ni siquiera existe marquesina, sino apenas un poste o, en ocasiones, nada que indique que allí se detiene un autobús. «Si no ves gente esperando, ni sabes que es una parada», señala otra usuaria. «Otras veces lo deduces porque hay una parada enfrente, así que sobreentiendes que por el sentido contrario también tienen que pasar», añade.
Los propios conductores confirman la situación. «Lo que dicen los pasajeros es real. Los autobuses que traen aquí ya han sido retirados en otros sitios, hay algunos de Zaragoza, de Fuenlabrada... Tienen muchísimos años y no están en buen estado. Además, vamos muy justos de personal y no podemos cumplir los horarios con tanta gente subiendo y bajando», explica un chófer de la compañía.
En el interior de los vehículos, el panorama tampoco es mejor. «Los asientos están sucios y gastados. Aunque pongan el aire acondicionado, no enfría nada y acabas sudando todo el trayecto», lamenta Marta, usuaria habitual de la línea. «El otro día las puertas no cerraban bien y el conductor, junto con un pasajero, tuvo que empujarlas para que se cerraran», añade.
Desde la empresa, algunos chóferes afirman que hacen todo lo posible por cumplir los horarios. «Entre que vamos llenos y la gente tarda en pagar, se nos van minutos en cada parada. Además, los autobuses no dan para más», reconoce un conductor.
Consta que varios usuarios han presentado quejas formales a la empresa y al Consell, pero el problema no se soluciona. «Siempre dicen que lo trasladarán, pero pasa el tiempo y seguimos igual», comenta otra pasajera. Además, se sabe que existe un plan para mejorar estos desperfectos, renovar los autobuses y adecuar las paradas, pero ni siquiera hay una fecha concreta ni se conocen detalles de su puesta en marcha.
«Pagamos un billete que no es precisamente barato para que nos den este servicio», concluye un usuario.
A ver...vamos a ir afinando la punteria..sabemos cuales son los problemas con el transporte publico.. Quien es el Conseller responsable??...ahi, ahi. Hay que pedir efectividad o dimitir y que pongan a alguien eficiente..