El músico Miguel Ángel Roig-Francolí recibió este martes por la noche la Medalla de Oro de la ciudad de Ibiza, la máxima distinción que otorga el Ayuntamiento de Ibiza en el marco de las Festes de la Terra.
Durante su intervención, Roig-Francolí explicó que si bien se ha formado fuera y reside en Estados Unidos, siempre regresa a Ibiza. «Reconozco que para un chico ibicenco, que salió de Ibiza en 1971, a un tiempo en el que, al contrario de ahora, prácticamente no había posibilidad alguna consistente de formación musical en la isla, esta trayectoria tan improbable me resulta un tanto inexplicable. No puedo estar más que agradecido por las oportunidades que he tenido en mi vida para desarrollar esta carrera artística y profesional, y por éste y otros reconocimientos que he recibido para hacer lo que siempre me ha gustado y apasionado».
Prosiguió su discurso comparando Estados Unidos con Ibiza en la medida en que el primero presenta una tendencia «autodestructiva», igual que Ibiza.
«¿Qué imagen crees que tiene Ibiza en el extranjero? ¿Qué cara ponen mis conocidos cuando les digo que somos de Ibiza? Hay una imagen de Ibiza por ahí fuera prácticamente sinónima de ‘Sodoma y Gomorra’ combinadas, una especie de isla sin ley donde todo es posible. Aburre mucho tener que dar tantas explicaciones pedagógicas de que Ibiza no es sólo una «party island» desenfrenada, que hay muchas Ibizas, y que la isla es una maravilla de historia, naturaleza, gente acogedora y amable, y belleza por doquier», afirmó.
Y llamó a una profunda reflexión lanzando preguntas como que qué le hemos hecho a Ibiza, «¿Qué han hecho, o que no han hecho durante décadas, las instituciones que hubieran podido encaminar y regular el modelo turístico, económico y territorial de Ibiza? ¿A qué playas podemos ir ahora los ibicencos sin la molestia de la masificación, ni el agresivo bombardeo sonoro de los beach clubs, ni la presencia de materias fecales, ni el agua verde a causa de las microalgas? ¿Cómo hemos permitido que el turismo que domine en la isla sea el de ocio nocturno, fiesta constante, excesos y abusos? ¿Cómo hemos consentido que se haya convertido en un nido de drogas y narcotraficantes, junto a las mafias y criminales que acompañan a estas plagas?», explicó, además de preguntarse y preguntar al público presente «¿cómo hemos tolerado que sea prácticamente imposible encontrar vivienda asequible y que haya autocaravanas y poblados chabolistas por todas partes?». También cuestionó la explotación de los acuíferos y la progresiva desaparición de las sargantanes por la plaga de serpientes.
«Seamos claros: todos sabemos que esto que digo es verdad. Entonces, ¿cuándo reaccionará el pueblo ibicenco? Bien, ahora ya es demasiado tarde. Como en EEUU, el daño ya está hecho y será muy difícil de arreglar, la derrota. Aún así, no podemos seguir igua, y si lo hacemos estamos hablando de una clara actitud autodestructiva y suicida, que es la que hemos tenido hasta ahora».
Roig-Francolí analizó que «lo que ha ocurrido en Ibiza no es una evolución sino una trágica involución promovida y permitida por los ibicencos mismos y controlada por los intereses del gran capital, tanto ibicenco como de fuera. Y al gran capital, igual aquí que a EEUU, no le importa ni un ápice el bienestar del pueblo ni la preservación del territorio».
«Como ibicenco que ama tanto la isla como nuestra ciudad de Ibiza donde nací, creo que no puedo utilizar mi voz de mejor manera que animando al pueblo ibicenco y sus representantes a tomar medidas y actuar con contundencia contra la explotación desmedida e insostenible de la isla», explicó y animó a todos los presentes a cuidar la isla. «Aún es mucho lo que podemos preservar de nuestra maravillosa cultura, lengua, territorio y entorno natural y tenemos una obligación histórica de hacerlo. Ibiza está ya más allá de un límite razonable y, para empezar, es urgente que detengamos el crecimiento», concluyó.
Olé tú, pedazo de verdades. La pena es que la verdad no da pasta.