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Sabores con alma

Pastelería Jana, un dulce sueño

Más de cinco años ofreciendo su labor más dulce incluso en las etapas más amargas

«Durante prácticamente un año entero tuve que estar yo sola: produciendo, atendiendo, limpiando… empezaba a trabajar a las 5 de la madrugada y a veces no cerraba hasta las 12 de la noche» | Foto: Toni P.

| Ibiza |

El aroma del café forma parte de los recuerdos de infancia de Janaina Agatao Malandra. «Me encantaba acompañar a mi abuelo, que era italiano, y verlo disfrutar de su espresso en la barra de los bares», recuerda. Desde entonces tuvo un sueño claro: «tener una pastelería, una panadería o una cafetería».

Por eso, la italo-brasileña recibió clases de cocina, pastelería y panadería en su Brasil natal antes de emprender su aventura en Ibiza a partir de 2016. En la isla, además de conocer a su pareja, Tiago, Jana trabajó en distintos sectores antes de dedicarse al mundo de la hostelería.

El sueño de Jana, su propia pastelería, se hizo realidad en plena pesadilla de la crisis del COVID, en 2020, cuando las restricciones empezaron a permitirnos salir de nuestros hogares. «El principio fue difícil, pero desde el primer momento tuve el apoyo incondicional de Tiago y de mi amiga Vanice, que fue la primera empleada del negocio», recuerda Jana.

La pastelería Jana fue un ejemplo del tópico de entender la crisis como oportunidad: «con la confusión de los vaivenes de las restricciones, al tener licencia de pastelería, pudimos abrir haciendo productos solo para llevar, lo que nos permitió darnos a conocer entre el vecindario».

Superada la pandemia y ya integrada en la vida diaria del barrio, la pastelería Jana, ubicada en plena avenida Isidor Macabich, tuvo que enfrentarse a una nueva crisis que, lejos de convertirse en oportunidad, amenazó seriamente la continuidad del negocio: las obras de Isidor Macabich. «Durante las obras, sufrí mucho: no pasaba nadie por la calle, los cortes de luz y de agua eran continuos, el polvo entraba en la tienda hasta el punto de que casi nos estropea varias máquinas», recuerda Jana sobre una etapa en la que no tuvo más remedio que prescindir de su empleada. «Durante prácticamente un año entero tuve que estar yo sola: produciendo, atendiendo, limpiando… empezaba a trabajar a las 5 de la madrugada y a veces no cerraba hasta las 12 de la noche», asegura Jana, sin dejar de poner en valor la figura de Vanice que, «cuando vio que las obras empezaban a llegar a la pastelería, ella misma me planteó que lo mejor era marcharse». Además, Jana también reivindica a Vanice como una de sus maestras en la pastelería: «ella trajo su experiencia y sus recetas, como su crema de almendra para los croissants o su deliciosa tarta de manzana».

Oferta

En las vitrinas de Jana se puede observar todo un abanico de productos que, en el apartado de dulces, bien podrían confundirse con elementos de decoración. Entre las estrellas de los dulces de Jana, tal como ella misma explica, están «nuestra tarta ‘prestigio’, a base de bizcocho de chocolate y coco con una base de mantequilla y chocolate belga de primera calidad; la tarta de zanahoria con dulce de leche y nueces; el ‘cheesecake’ de fresa con una base de bizcocho de vainilla; o la tarta de chocolate y ‘brigadeiro’, una mezcla de cacao y leche condensada». «Además, hacemos tartas de cumpleaños por encargo o para bodas», asegura la pastelera.

En el apartado de productos salados, Jana afirma que el trono de la vitrina lo comparten la empanada de carne y el pan de queso típico de Brasil, para el que «uso harina de yuca, que no tiene gluten, y he desarrollado mi propia receta a partir de la tradicional brasileña».

Para la elaboración de sus productos, Jana subraya que «siempre compro producto de Ibiza; tengo proveedores como Agro-Eivissa o Cafés Ibiza», mientras asegura con humor, tal vez recordando los paseos de niña con su abuelo, que «esto es una cafetería cafetería; la pastelería es un servicio complementario».

Clientela

Jana no solo cuenta con materia prima ibicenca: «nuestra clientela es de aquí, gente ibicenca y fiel. El turismo es solo un añadido; de hecho, me va mejor en invierno que en verano», asegura.
La complicidad de Jana con su clientela queda patente cada vez que saluda por su nombre a quienes entran en su local y les pregunta si van a consumir «lo de siempre». El cariño y respeto que se ha ganado Jana también se refleja cuando recuerda emocionada que «cuando por fin terminaron las obras y vino Caíta, vecina, clienta y amiga, me abrazó muy fuerte y me felicitó por haber superado esa etapa».

Caíta forma parte de «un grupo de señoras mayores ibicencas, en el que también están Pura o Antonia, que vienen por las tardes a merendar y a celebrar sus cumpleaños siempre que quieren». «Estas son las clientelas que quiero, por eso aquí no servimos alcohol: para que no atraiga a una clientela que espante a la que de verdad importa».

El negocio también está abierto a las mascotas. Jana lo resume mostrando con orgullo fotos de «mis hijas, Luna y Nina», sus dos perritas.

4 comentarios

user Can Escandell | Hace 4 meses

Manoli ZamoranoPues yo no he tenido esta experiencia , lo que veo cuando estoy es solo 1 persona atienden do a varios clientes dando lo mejor que puedes . Yo he trabajado de cara al público muchos años de mi vida y afortunadamente ahora no , te digo que muchas veces no es tan fácil . Me quedo con la superación de su empresa y el trato familiar a los vecinos , la veo integrada .

user Manoli Zamorano | Hace 4 meses

Can EscandellLa bollería es sabrosa y explora el sabor exótico de Latinoamérica, y el cafe es bueno. Sin embargo, la propietaria parece tener un trastorno de la personalidad antisocial, se desequilibra a menudo y trata mal a los clientes.

user Can Escandell | Hace 4 meses

Las tartas , bizcochos y salados están muy ricos , además de un ambiente familiar la proprietária es muy amable y cercano con todos los clientes . Enhorabuena Jana 👏🏻

user pedro259671 | Hace 4 meses

La propietaria es una persona descortés y maleducada, que además de tratar mal a los clientes, explota a trabajadores extranjeros sin papeles. No volveré jamás.

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