Como casi cada mañana, Pepita Ramis atiende a su clientela, desde la más habitual hasta la que está de paso, ofreciéndoles productos frescos y de temporada. Aquí no hay nada de novedoso, pero sí que lo es que, más de 48 años después de que comenzara en el negocio, en compañía de su madre y de su abuela, lo hace fuera del Mercat Vell. Y es que este mercado ha iniciado este septiembre unas reformas para acometer una renovación del su interior - la fachada no sufrirá cambios ya que es considerada un bien protegido -, motivo por el cual sus puestos se han trasladado.
De los siete puestos que existían en el Mercat Vell, cinco de ellos, los vinculados a la alimentación, se han trasladado al carrer Comte de Rosselló, entre el Teatro Pereyra y uno de los accesos a Dalt Vila. Los otros dos, de artesanía, lo han hecho a la Plaza del Parque. En ambos casos se ubican en unas casetas que son viejas conocidas de la ciudad, puesto que son las mismas que las del mercado navideño.
Si en algo coinciden los paradistas es en que esta reforma era necesaria. Muchos de ellos llevaban tiempo reclamando mejoras en el lugar. «Todas las mañanas, para abrir el puesto, tenía que despertar a un indigente que dormía en el lugar. Pero de buenas formas, que si no todavía se enfadaba conmigo», explica Alejandra Ribas, trabajadora de La Sal de Ibiza, uno de los puestos del lugar. No solo eso, sino que los paulatinos cierres de negocios en el mercado, dejando apenas siete puestos abiertos y de contenidos muy diferentes, ofrecían la imagen contraria a lo que un mercado debería ser «con su variedad y su trasiego de gente», según los propios comerciantes.
División de opiniones
Pese a considerar imprescindible este trabajo de reformas, su resultado, según los renders presentados por el Consistorio, genera cierta división de opiniones entre los comerciantes, por un aspecto que, señalan como «algo futurista», poco relacionado con el entorno en el que se ubica.
Sin embargo, lo que no gusta en absoluto a estos paradistas es la incertidumbre que el cierre del mercado ha generado para su futuro laboral. Y es que, en primer lugar, no tienen asegurada su vuelta al Mercat Vell cuando finalicen las obras, ya que las adjudicaciones corresponderán a un concurso público. Explican estos paradistas que desde el consistorio se les ha asegurado que no solo contará la oferta económica, sino que esta tendrá un valor del 50%, dándose la otra mitad el valor a los antiguos comerciantes del mercado.
Sin embargo, esto hasta el momento, aseguran, es «solo de palabra». Algo de lo que no se terminan de fiar, ya que desde el consistorio les dijeron que podrían quedarse en las instalaciones del Mercat Vell hasta el 1 de octubre, cuando el cierre ha terminado produciéndose el 1 de septiembre.
Por otro lado, si bien no tienen queja ni del lugar al que han sido trasladadas, cercano y de trasiego de gente, si las tienen sobre el tiempo que van a poder disfrutar de él. Y es que, como ya se ha explicado, estas casetas son las que se utilizan para el Mercat de Nadal, por lo cual volverán a ser instaladas en Vara de Rey a partir del 15 de noviembre. Teniendo en cuenta que el plazo de finalización de la obra es el 31 de diciembre, puede haber un plazo de mes y medio en el que los paradistas no tengan un lugar donde ubicarse. Ante la pregunta de qué es lo que harán si eso se produce, Pepita contesta, resignada «pues cerrar, qué otra cosa podemos hacer».
Sin embargo, esta preocupación por ese mes y medio de impasse apenas se compara con la incertidumbre de saber si podrán volver al que lleva tantos años siendo su puesto de trabajo. En el caso de Pepita, casi ya medio centenar, que están ahora a la espera de su respuesta. Ella, igual que sus compañeros, sigue teniendo la ilusión de poder volver al Mercat Vell.
Un Mercat Vell renovado que contará con nueve puestos y cuyos trabajos de reforma fueron adjudicados por parte del Ayuntamiento de Ibiza a la empresa Construcciones y Mejoras Sa Torre por un presupuesto de 700.000€ y un plazo de ejecución de 5 meses
Ayuntamiento
Desde el Consistorio, a través del regidor de Comercio y Mercados, Alex Minchotti, han explicado que este cambio de fechas está relacionado con los plazos que se imponen para la ejecución de estas obras están financiadas mediante fondos que provienen de tres lugares diferentes a través de los criterios de capitalidad:el Ayuntamiento, el Consell y el Govern Balear que, a su vez, provienen de fondos europeos. Como los criterios marcan que las obras deben estar finalizadas antes de que termine el año, se ha adelantado el cierre para que no haya problemas en este sentido y puedan cumplir esos plazos.
Con esta reforma, ha explicado Minchiotti, se pretende «dar vida al barrio de La Marina, con un mercado en condiciones y que compense un poco la falta que hay en la zona de supermercados y de colmados que hay en la actualidad».
Estos nueve puestos se otorgarán mediante unas bases que están pendientes de redactarse. Estas bases deberán ser acuerdo a una ley que obliga a que se produzca una concurrencia pública, motivo por el cual no puede trasladarse directamente los puestos a los comerciantes que ya estaban en el lugar, según explica el concejal. Sin embargo, apunta que «hemos conseguido que la mitad de los puntos valore la tradición y el producto local. La oferta económica seguirá siendo del 50% porque no lo podemos bajar más, pero nuestra intención es que se presenten y que vuelvan».
En cuanto a ese impasse de mes y medio entre el cierre de un lugar y la apertura del otro, Minchiotti ha señalado que también se debe a cuestiones legales según las cuales, al ser un mercado temporal, se ha de fijar un periodo de cierre, además de una incompatibilidad para presentarse a concurso si ya están trabajando en el lugar. En todo caso, ha apuntado a que los plazos se resolverán «según vayan avanzando la obra para que los paradistas pierdan lo menos posible».