La historia de Pantastic comienza durante la pandemia, cuando Ioana, experta en cocina saludable, impartía cursos y talleres sobre elaboración de pan con masa madre. Su pareja, Ángel, ya tenía experiencia en hostelería y, en sus conversaciones con su amigo Marc, gran apasionado del café, siempre surgía la misma idea: «en Ibiza no hay negocios de este tipo».
«Durante la pandemia mucha gente se puso a hacer pan con masa madre, pero es un trabajo muy laborioso y la mayoría dejó de hacerlo cuando se levantaron las restricciones», explica Ioana, que asegura que, sin embargo, «caló el concepto de este tipo de elaboración artesana».
Así nació el primer local de Pantastic, en el pasaje Castaví, junto a la calle Castilla. Abrió sus puertas el 2 de febrero de 2021 con Ioana, Ángel y Marc al frente. «No nos movía la nostalgia de los productos que se hacían «como antes», no tenemos edad para recordarlo. Lo que nos mueve es nuestra preocupación por la salud a través de la comida», apunta Ioana sobre la inspiración inicial.
Especial
«Hay gente que nos pregunta si no hacemos nada «normal»», comenta Ioana para explicar que «aquí todo es especial en un mundo que no quiere que nada lo sea». Se refiere a la manera de trabajar que han consolidado en su negocio, donde el pan y la bollería se elaboran con masa madre, fermentaciones lentas y materias primas de calidad, acompañados de café de especialidad.
«Nuestros productos necesitan 48 horas de fermentación. Por eso, cuando se nos acaba algo, no podemos reponerlo al momento, y eso al principio la gente no lo entendía», recuerda Ioana sobre los inicios en el pequeño obrador original. «Aunque se ha puesto de moda el pan de masa madre, hace falta conciencia sobre el proceso que exige muchas horas. Si hoy se acaba algo, mañana habrá más».
El horario también marca la diferencia: abren solo hasta mediodía y cierran domingos y lunes. «Es la manera de hacer lo máximo sin renunciar a tener una vida», explica Ioana, aunque reconoce que en esos días libres siguen produciendo y resolviendo la gestión diaria del negocio.
Un obrador a la vista
El éxito inicial llevó a los socios a mudarse, en octubre del año pasado, a la calle Sant Cristòfol, donde un gran obrador a la vista del público preside el local. Allí reivindican un trabajo que va más allá de lo artesanal. «Una cosa es que hagas tu producto de manera artesanal y otra es el tipo de materia prima y el proceso que usas», recalca Ioana.
Su pan se elabora con harina ecológica nacional molida en piedra, sin harinas refinadas, y con variedades como la «xeixa», que actualmente compran en Menorca debido a la escasez de cosecha en Ibiza provocada por la sequía y las torcaces.
Café de especialidad
En Pantastic, el café también tiene un papel protagonista. Ioana defiende el concepto de café de especialidad «aunque ahora hay mucha tendencia hater al respecto». Explica que trabajan con tostadores nacionales, asegurando origen, trazabilidad y procesos de calidad. «El café no es torrefacto, se recolecta a mano en el punto óptimo de madurez y se lava adecuadamente. Además, no necesita azúcar, ¡el café no necesita azúcar!».
Consciente de que no es el sabor al que está acostumbrado el paladar de la mayoría, Ioana insiste en que este tipo de café requiere método, técnica y una receta cuidada.
Desayunos veganos
Los desayunos de Pantastic también siguen la filosofía de «todo especial». Son completamente veganos: «No tenemos carne ni jamón, pero tampoco Coca-Cola ni alcohol para preparar carajillos. Somos muy pesados con nuestros principios», bromea Ioana.
Actualmente, el negocio cuenta con seis empleados además de los tres socios, aunque Ioana reconoce la dificultad de encontrar personal: «Como aquí todo es especial, lo primero que necesitamos es pasión por el oficio, además de la formación técnica».
El valor real
Otra de las cuestiones que Ioana considera importante explicar son los precios. «Nuestros productos no salen de una caja de congelados», recalca. «La diferencia en el coste de ingredientes respecto a los industriales es brutal». Como ejemplo, cita la mantequilla de calidad que utilizan, que cuesta 18 euros la barra de 2,5 kilos, frente a la margarina industrial a un euro el kilo.
Aun así, defiende que «si nos fijamos en el precio por kilo en el supermercado, la diferencia no es tan escandalosa, más si tenemos en cuenta que nuestro pan dura mucho más, tiene mejor sabor y es infinitamente más saludable a nivel digestivo».
La clientela de Pantastic es principalmente presencial, aunque algunos de sus productos también llegan a restaurantes de primer nivel, como el Estrella Michelín La Gaia. Una prueba más de que, como dice Ioana, en Pantastic «todo es especial».
Excelente producto! Felicidades!