Desde hace casi dos décadas, el residente alemán Timotheus, ‘Tim’, Freytag se ha convertido en una de las voces más activas en la lucha contra la expansión de las serpientes en Ibiza. Afincado en la isla desde 1985, este ciudadano lleva 18 años estudiando el fenómeno, organizando campañas de concienciación y difundiendo información bajo el lema Snakes on Ibiza no thank you (Serpientes en Ibiza no gracias). «Llevo 18 años con este tema, investigando y compartiendo en redes sociales», explica. «Intento educar a la gente como puedo, como voluntario y ciudadano. Me apasiona la parte logística. Es complicado, pero si queremos, podemos actuar».
Freytag apunta que gran parte de su público son los extranjeros que residen en la isla, a los que considera clave en esta batalla: «Mi público principal son los extranjeros que ya han comprado medio de la isla. Ellos pueden participar mucho más en el bienestar de Ibiza, en mi opinión».
El problema
La proliferación de ofidios está directamente vinculada a la introducción de olivos centenarios importados con huevos y ejemplares en sus raíces. «Las lagartijas llevan tres millones de años evolucionando aquí. Hay que actuar al nivel adecuado para protegerlas. Fue un gran error traer olivos centenarios con serpientes y huevos dentro», afirma, recordando que naturalistas como David Attenborough han alertado de la fragilidad de los ecosistemas insulares.
El impacto de estas especies invasoras sobre la fauna local es devastador. «Una serpiente, en nueve años de sus 25 de vida, puede comerse unas 500 lagartijas. Y cuando alcanzan 1,5 metros de tamaño, empiezan a buscar ratas, conejos y muchos pájaros y huevos. Los machos llegan a 1,80 metros y las hembras hasta los 2,5», detalla.
Además, su presencia resulta más invisible de lo que parece: «Las tres especies de serpientes que tenemos se esconden completamente del ser humano. Hay gente que puede tener entre 30 y 100 alrededor de su casa, pero solo llega a ver de tres a 10».
Según los cálculos de Freytag, la magnitud del problema exige una respuesta mucho más contundente. «Hay que eliminar 100.000 serpientes al año, no solo miles, porque hablamos de cientos de miles en la isla. Necesitamos una estrategia fuerte, con números, estadísticas y logística». En su opinión, el gobierno debería implicarse más: «El Govern podría distribuir entre 30.000 y 40.000 trampas a los ciudadanos, o, en su defecto, que la propia gente que vive en la isla las financie de manera privada. Pero ahora solo hay entre 5.000 y 7.000 trampas en toda Ibiza, y no es suficiente. Con eso solo cazamos miles, cuando hacen falta cientos de miles».
La experiencia de los grupos de voluntarios muestra que las zonas residenciales son especialmente efectivas para atrapar serpientes. «Nuestras casas se han convertido casi en un ecosistema preferido para ellas. Se cazan más serpientes en zonas habitadas que en áreas salvajes. Por eso, alrededor de las casas podemos eliminar más ejemplares», explica.
Los ejemplos que cita son numerosos: «Este año tenemos en nuestro grupo una casa con 45 serpientes capturadas cerca del cruce de Benirrás. Y Gold Services, como empresa de control de plagas, está haciendo un gran trabajo: en una vivienda de Sa Carroca, en Sant Jordi, con solo cuatro trampas, también han capturado 45 serpientes esta temporada».
En Portinatx, asegura, «una casa con 10 trampas el año pasado eliminó 100 serpientes en una sola temporada». Y en Sant Mateu, «hace tres años, una sola trampa en una vivienda atrapó 45 serpientes en una temporada». En Santa Agnès, añade, «este año cuatro casas llevan ya unas 20 serpientes cada una, gracias a sus trampas».
Solución colectiva
La propuesta de Freytag pasa por una acción coordinada de toda la isla. «La temporada empieza a finales de marzo o abril y se alarga hasta finales de octubre. En agosto, con el calor fuerte, la actividad se frena. Si conseguimos que cada casa tenga trampas, podremos reducir una gran parte de las serpientes. Cada casa de campo necesita de 4 a 8 trampas».
Para él, no se trata de una competición ni de un enfrentamiento ideológico, sino de organización práctica: «Para mí no es una competición. Es simplemente logística: corregir un gran error que cometimos los humanos en la isla. Y, si lo hemos causado nosotros, también podemos encontrar la solución».
Y concluye con un llamamiento a la acción colectiva: «Lo que quiero ver es que toda la isla se implique en eliminar las serpientes, no solo unos pocos».
El único depredador que en Ibiza, puede parar la invasión de serpientes es el hombre y este solo se mueve por dinero Que haga cuentas el Consell, entre lo que nos están costando ahora las campañas de reparto de jaulas y protección de lagartijas y pague una cantidad por serpiente capturada y entregada. Aunque si las lagartijas se extinguieran de nuestro sistema, eso sería un destrozo incalculable Me pregunto para que pagamos políticos ineficaces y obtusos ??