«¿Qué España quieres?». La valla de Vox hace una comparativa brutal. Una mujer cubierta con burka, a la que no se ven ni los ojos, junto a una chica atractiva con ropa occidental, el pelo al aire y camiseta de tirantes. Es un cartel que no busca debatir ideas, ni dar a conocer propuesta alguna, sino demonizar una realidad que ellos mismos construyen artificialmente.
En Baleares, incluyendo Ibiza, estas imágenes han saltado a la calle como un mensaje provocador de ultraderecha: «Nosotros lo tenemos claro». Esa «clara» España que propone Vox es una España sin diversidad visible, una España que entiende lo musulmán como amenaza y no como muestra de pluralidad. Vox parece defender la libertad religiosa únicamente si se profesa el catolicismo, aunque ni eso podemos afirmar categóricamente, si nos atenemos al enfrentamiento que no hace muchas semanas tuvo el líder supremo de Vox, Santiago Abascal, con la Conferencia Episcopal.
Hasta ahora, que se sepa, en Ibiza prácticamente nunca se ha visto a una mujer con burka en espacios públicos. Así, podemos colegir que en esta tierra no hay una problemática real de «islamización» visible, ni de invasión. Lo que hay es una construcción retórica esencialmente falaz. Es Vox quien ha traído el burka a Ibiza. Es decir, que trae el pretendido problema. Esta estrategia —traer lo que se presenta como amenaza— no es inocente. Busca generar miedo a los musulmanes.
Se nos presenta la elección entre dos modelos culturales irreconciliables, como si uno de los dos fuese automáticamente indeseable. No, no existe obligación ética, social ni demográfica de «escoger» entre vivir entre mujeres con burka o sin él. Esa imagen de Vox no representa lo que hay, sino lo que quieren que miremos, lo que quieren que temamos, por irreal que sea.
Cuando un partido político insiste en la confrontación identitaria, señalando a un colectivo que practica una religión, usándolo como chivo expiatorio de inseguridad, de violencia, de «sustitución cultural», está sembrando islamofobia. Y eso, se quiera o no, atenta contra la convivencia y contra los valores democráticos que consagra la Constitución de 1978.
La reacción del PSOE ha sido justamente la que Vox pretendía provocar. La Delegación del Gobierno ha denunciado la campaña publicitaria ante la Fiscalía, para que se investigue si hay delito de odio. Y los socialistas piden la retirada de las vallas. De modo que aquí estamos, hablando de la campaña islamófoba de la ultraderecha.
Debemos reconocer la habilidad maquiavélica de Vox: saben que la polémica vende. Incluso si son criticados, ya han captado la atención mediática, han movilizado a su electorado, han instalado su mensaje.
En Ibiza no hay burkas. No dejemos que nos impongan su versión de España; no dejemos que su falacia identitaria marque lo que somos. Defender la diversidad es oponerse, todos los días, a que se normalice el miedo y el odio a las minorías como arma política.
maryPor lo que dices no resulta dificil descifrar lo que lees,si es que lees. De Jesus Cuadrado,Juan Luis Cebrian,Miquel Gimenez,Luis Antonio de Villena,Fernando Savater,Felix de Azùa,Francesc de Carreras,Juan Francisco Martin Seco,Javier Cercas,Francisco Vazquez, Jose Luis Corcuera,Felipe Gonzàlez,Alfonso Guerra.....,poquita cosa.