Javi Ribas comenzó a cultivar blat de xeixa hace cinco años «para apostar por la conservación de una variedad tradicional, aunque no sea la más productiva». En APAEEF (Associació de Productors d'Agricultura Ecològica d´Eivissa i Formentera) puede haber ahora mismo unos 20 productores de este cereal.
Según consideró Ribas, «no se produce suficiente xeixa para la demanda que hay en la isla».
En comparación con 2024, cuando la cosecha fue pésima, este año los productores han registrado una mejor temporada. «No esperábamos que volviera a ser un año fatídico. Ha llovido un poco más, porque el año pasado es que no llovió nada. La xeixa necesita algo de agua. La sembramos entre noviembre y diciembre y, en nuestro caso, la hemos recogido entre finales de junio y principios de julio», explicó Ribas.
También reconoció que «posiblemente» este verano han recolectado la xeixa «demasiado pronto, pero es por el tema de las torcaces». Precisamente, la presencia descontrolada de estas palomas es uno de los grandes quebraderos de cabeza de los productores de este cultivo.
Según consideró Ribas, «es del todo insuficiente» el trabajo que se hace para eliminar esta invasión. «El problema es que ahora mismo es una plaga descontrolada», insistió.
Otro problema que deben afrontar estos agricultores es la falta de infraestructuras en Ibiza para procesar después el grano. «Nos encontramos un poco solos porque, en mi caso, debo enviar la cosecha fuera de la isla para limpiar el grano y procesarlo con el objetivo de no perder la certificación. Deberían existir para ello unas instalaciones mancomunadas. En Ibiza, no conozco a nadie que pueda hacer este trabajo con una certificación ecológica tal como se pide en APAEEF», afirmó.
Para Ribas, es «absurdo» intentar cosechar un producto de kilómetro 0 y, en el mejor de los casos, tener que mandarlo a Formentera para su posterior tratamiento, con el encarecimiento y las dificultades de transporte que ello puede suponer. Además, la cosecha que Ribas ha podido recolectar este año no se destinará tanto a la venta, sino que en un 80% se reservará para siembra. «Todavía no lo he pesado, pero creo que habré recogido unas dos toneladas de xeixa», destacó.
Los productores incluidos en el registro del Consell que han solicitado subvenciones para conservar variedades locales deben guardar una parte del grano para sembrar y mantener así los cultivos. «Yo creo que el 95% de los productores de xeixa en Ibiza nos hemos acogido a estas ayudas que nos ayudan a compensar la falta de producción de este trigo, ya de por sí mucho menos productivo que otros», explicó.
Según datos de la institución insular, en estos momentos unas 37,65 hectáreas de terreno están dedicadas al cultivo de esta variedad. Las fincas de Can Blai y de Can Xico Muson son las que registran más hectáreas de esta producción.
Desde el Consell resaltaron además que 11 productores han solicitado ayudas destinadas a la producción del ‘blat de xeixa’ de entre un total de 16 solicitantes interesados en el cultivo de cereales.
Pepe Colomar ‘Beia’ colabora con Jessica Dunlop en la cosecha de este cultivo local. Al tener cosechadora, se reparte con su compañera las tareas que implica la producción. Colomar aprovechó ayer para lamentar también «el grave problema que tenemos con las torcaces» puesto que, en algunos casos, las palomas se han llegado a comer la mitad de una cosecha.
Además, recordó cómo este trigo dejó de cultivarse en Ibiza para recuperarse después en los últimos años. Hoy en día, en zonas como Santa Gertrudis o Sant Llorenç son varios los productores que apuestan por la xeixa. «Hay muchas personas que tienen más interés en recoger paja que grano, por lo que acabaron sembrando otros cereales. Además, la xeixa, si hay sequía, no llega a formar bien el grano y acaba pareciendo café en vez de trigo», advirtió.
Hace unos años, Jessica Dunlop apostó por cultivar xeixa con el objetivo de recuperar y mantener un cultivo local, aunque el «esfuerzo descomunal» que implica este tipo de producciones le hace replantearse el futuro. Según reconoció además, la invasión de torcaces está arruinando las cosechas. Ella misma ha perdido este año la mitad del cultivo «y tendré problemas para proveer a mis clientes, sin lograr tampoco ningún beneficio».
Dunlop aseguró además que «no es algo que me guste hacer» tener que cazar torcaces, más cuando, a pesar de los esfuerzos, las palomas han arrasado campos enteros de diferentes variedades.
La agricultora consideró «injusto que, en este sentido, toda la responsabilidad recaiga sobre nuestras espaldas» e instó a actuar todos a una para combatir la «plaga». «La gestión de la salud de nuestro ecosistema es una responsabilidad compartida y, por tanto, todos tienen su papel», reiteró.
La falta de instalaciones ‘eco’ para procesar y limpiar el grano en la isla dificulta también la actividad de productores como Dunlop, aunque existe cierto interés de restaurantes y panaderías de Ibiza por utilizar este cereal, concluyó Dunlop.
La culpa de la persistencia de la plaga de torcaces es únicamente de los políticos. Entiendo que las serpientes son difíciles de erradicar pero en el caso de las torcaces si en vez de poner problemas diesen libertad de acción a cazadores y agricultores en dos años se habría acabado con esta plaga.