El nuevo hospital de media y larga estancia de Ibiza, Ca na Majora, ha culminado su apertura con la puesta en marcha de todas sus instalaciones, convirtiéndose así en el primer centro de estas características en toda Baleares. Este aumento de espacio y camas, en total 29, ha impulsado la contratación de más de 20 profesionales.
La consellera de Salud, Manuela García, destacó este miércoles que el centro «marca un antes y un después en la atención sanitaria de las Pitiusas» y responde a la realidad demográfica de una población «cada vez más envejecida y con más patologías crónicas». Incluso, la puesta en marcha en septiembre de 2024 de este centro para enfermos crónicos ha evitado hasta ahora casi 3.000 estancias en las unidades de hospitalización de agudos de Can Misses.
«Estamos muy orgullosos y muy contentos porque este es el modelo de hospital por el que hay que apostar», señaló García durante su visita al centro, acompañada por el gerente del Área de Salud de Ibiza y Formentera, Enrique Garcerán, y parte del equipo profesional del hospital. «Ca na Majora es un lugar donde se trata al paciente como un todo, con una atención integral y humana, adaptada a las necesidades reales de cada persona», añadió, resaltando que este recurso cuenta con 29 camas y una superficie cercana a los 2.000 metros cuadrados, además de un equipo multidisciplinar de 56 profesionales en total, entre los que figuran dos geriatras, 20 enfermeras, 19 técnicos de cuidados auxiliares y personal de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y trabajo social. De ellos, insistió, 21 han sido contratados específicamente para esta nueva fase de funcionamiento.
El centro ofrecerá atención las 24 horas del día, durante todo el año, a pacientes crónicos, personas mayores en recuperación tras un proceso agudo – como una fractura de cadera o un ictus –, y enfermos que requieren cuidados paliativos. «Este hospital está pensado para aquellos pacientes que, tras superar la fase más crítica de una enfermedad o una cirugía, necesitan un entorno de recuperación global, con profesionales que los acompañen en su proceso de vuelta a casa», explicó la consellera.
Según García, el objetivo es favorecer la recuperación funcional de los pacientes y evitar ingresos prolongados en hospitales de agudos, reservando estos últimos para los casos estrictamente necesarios. «Aquí tratamos al paciente desde un punto de vista integral, no sólo asistencial, sino también biopsicosocial. Buscamos que la persona recupere su autonomía con una atención cercana, humana y digna», subrayó. Durante la visita, la consellera destacó el diseño del hospital, que incorpora espacios pensados para la humanización de la atención sanitaria.
La zona de cuidados paliativos, por ejemplo, dispone de una sala específica para comunicar noticias delicadas a los familiares y habitaciones adaptadas para que los pacientes puedan estar acompañados por sus seres queridos. El enfoque del centro, añadió, es ofrecer «una atención de calidad que también respete la intimidad».
Habitaciones individuales
Por este motivo, todas las habitaciones son individuales. «Si se duplicaran, perderíamos parte de la esencia del modelo. La calidad también implica dignidad e intimidad para los pacientes y sus familias», explicó. El equipo sanitario trabaja con un enfoque multidisciplinar en el que la coordinación es clave. Fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y logopedas colaboran con enfermeras, auxiliares y médicos especialistas para diseñar planes personalizados. «El fin único es tratar al paciente en su globalidad», añadió García.
También precisó que la atención médica en Ca na Majora está liderada por especialistas en geriatría, disciplina que, según la consellera, «ofrece la mejor visión sobre el paciente envejecido y la capacidad de atenderlo como un todo». El modelo de trabajo de los geriatras, basado en la evaluación integral y la coordinación interdisciplinar, «permite saber qué hacer, pero también qué no hacer, evitando tratamientos innecesarios que pueden causar retrocesos», subrayó.
García insistió además en la importancia de la coordinación con los servicios sociales y los hospitales de agudos. «El trabajo de la trabajadora social es fundamental desde el primer momento para ayudar a las familias. Cuando alguien sufre un ictus o una fractura, necesita no sólo asistencia médica, sino también una salida planificada para su regreso a casa», indicó.
La relación estrecha entre Ca na Majora, el Hospital Can Misses y los servicios sociales permitirá aliviar la carga de las familias y garantizar que no tengan que tomar decisiones difíciles solas.