Ramón Ullastre, detenido por su presunta implicación en el secuestro de Maria Angels Feliu, reconoció la noche del sábado ante la juez que contactó con la familia de la víctima en una ocasión tras el secuestro y que acordó con «Iñaki», el carcelero de la víctima, su liberación. Fuentes próximas al caso han explicado que Ullastre, quien permaneció en el juzgado de Olot durante más de 11 horas, negó inicialmente las acusaciones, pero finalmente «se derrumbó» y ofreció detalles de la planificación, ejecución, desarrollo y desenlace del secuestro.
Según estas fuentes, este ex vigilante municipal de Sant Pere de Torelló ha reconocido «todo» menos que fuese el «cerebro» del secuestro, según explicaba a la salida del juzgado su abogado, José Carlos González.
No obstante, los investigadores otorgan a Ullastre el papel, si no de «cerebro», sí de la persona que mandaba sobre el resto de secuestradores. El acusado explicó que se puso en contacto en una ocasión con la familia de Maria Angels Feliu tras el secuestro y que se pidió un rescate, aunque dice que él no habló de una cantidad concreta. Ullastre declaró a la juez, de acuerdo con las mismas fuentes, que en el momento del secuestro, el 20 de noviembre de 1992, él se encontraba en su casa de Sant Pere de Torelló y la farmacéutica fue conducida hasta su domicilio por el policía local Antoni Guirado, ya encarcelado por este caso y que lo ha negado diciendo que sólo tuvo una participación «mínima» en la preparación del secuestro.