El abogado de la familia inglesa cuyo hijo de 26 años perdió la vida en la madrugada del 28 de agosto de 1994 en las puertas de una discoteca de Sant Antoni después de que un tiquetero le agrediera, ocasionando con ello una caida fatal, pidió ayer una indemnización de 15 millones de pesetas más los intereses legales devengados por este hecho.
La causa contra James Edwards fue visto ayer por el juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa sin que finalmente compareciera ante el tribunal dicha persona, hecho que en los juicios de faltas no impide la celebración del juicio.
La acusación particular se vio apoyada parcialmente por la Fiscalía, que reclamó una condena de 8 millones de pesetas para el tiquetero procesado con responsabilidad subsidiaria a los explotadores directos de la discoteca donde se produjo el fatal desenlace.
La muerte de este turista se produjo al unirse una acumulación de circunstancias desafortunadas. La víctima iba muy bebida cuando recibió un puñetazo o un empujón - en el juicio se barajaron las dos versiones- de James Edwards, que durante esa noche ejercía de portero cuando ya había terminado en la práctica su jornada laboral. Tras tambalearse, cayó al suelo dándose un golpe en la cabeza en un impacto que difícilmente podía causar un final tan trágico como el que se dio.