La posesión de 40 comprimidos de éxtasis, si el tribunal entiende que iban a ser destinados al tráfico, le pueden costar a un joven que fue detenido en la puerta de una discoteca en octubre del año pasado cinco años de cárcel. Luis Miguel V. L. alegó que acaba de comprárselas a un belga dentro del local y que en todo momento eran para su consumo.
El acusado se ha visto sentado en el banquillo después de que agentes del Grupo de Investigación Fiscal y Antidrogas (Gifa) de la Guardia Civil hicieran un control en los aparcamientos de la citada discoteca, ubicada en la carretera de ses Salines. La Benemérita procedió a su identificación y cacheo después de despertar sus sospechas al verlo salir por tres veces y dirigirse a su moto.
Los guardias le encontraron tres comprimidos entre sus ropas y los 37 restantes comprimidos dentro de un bote que había escondido en la moto. El sospechoso, ante todo ello, señaló en el juicio que la Audiencia Provincial celebró ayer en Eivissa que una de las veces fue a dejar las pastillas y otra a dejar un teléfono móvil. Los agentes que declararon ayer en la vista aclararon que Luis Miguel V. L.no fue visto nunca en ningún intercambio ni contactando con nadie. Uno de los guardias, sin embargo, precisó que luego se investigó la posible existencia del vendedor belga al que aludió el acusado pero que no se obtuvo ningún resultado concreto. La defensa, además, hizo hincapié en que el joven acaba de cobrar el dinero que le correspondía de su trabajo durante la temporada turística y que durante este tiempo había sido consumidos de éxtasis. En este sentido, el informe forense reveló que el análisis que se le efectuó dio positivo en cocaína, éxtasis y hachís.