Unos 700 voluntarios buscaron ayer sin éxito a Rocío Wanninkhof Hornos, la joven de 19 años desaparecida el 9 de octubre en la localidad malagueña de Mijas, en el rastreo más masivo y amplio de los realizados hasta el momento, mientras que la madre mantiene que su hija está viva y retenida.
La Guardia Civil, que coordina la búsqueda, y el Ayuntamiento cifraron en ese número la participación de voluntarios en el rastreo -un millar, según la familia-, entre ellos esposas e hijos de los propios agentes. También participaban agentes que, tras acabar su servicio, seguían ya de paisano, mientras que fueron cerca de un millar las llamadas recibidas en los teléfonos que el instituto armado ha dispuesto para recibir alguna pista.
A la búsqueda llegaron también varios videntes, especialmente desde que se anunció que se pagaría una recompensa de 10 millones de pesetas a quién aportara algún dato sobre el paradero de la chica o sobre los responsables de su desaparición, y uno de ellos avisó a la familia de madrugada informando de la localización, algo que, una vez comprobado, resultó ser falso.