Jacques Crozemarie, ex presidente de la más prestigiosa asociación francesa destinada a la lucha contra el cáncer, viajó a Eivissa con sus familiares utilizando el dinero que la fundación que hasta hace poco tiempo dirigía recaudó. Crozemarie se enfrenta a cuatro años de cárcel después de que un tribunal de París le considera culpable, junto con otra veintena de personas, de desviar unos 7.500 millones de pesetas para sus fines personales entre 1988 y 1995.
Eivissa acogió durante este tiempo las «escapadas» de Crozemarie. El ex presidente de la Asociación de Investigación contra el Cáncer (ACR) no se privó de nada en sus visitas a la isla, vistas las importantes cifras que tenía a su disposición y el uso que hacía de ellas. Prueba de ello es que la Justicia francesa considera suficientemente acreditado que el dirigente francés abusó varias veces de la contratación de aviones privados para sus desplazamientos a los lugares paradisiacos donde se iba de vacaciones.
Eivissa sólo fue uno de los destinos. El proceso ha puesto al descubierto que Jacques Crozemarie viajó de igual modo con sus familiares a Mauricio, Papetee y Bora-Bora.
Todo ello forma parte del extenso capítulo de gastos injustificados que han sido encontrados en la «contabilidad» de la ARC. En este sentido, el Tribunal de Cuentas de Francia advirtió que según sus estadísticas sólo un poco más de la cuarta parte de los 15.600 millones de pesetas que la asociación logró obtener a principios de la década de los noventa se destinaban realmente a la investigación contra la enfermedad. Casi el 73 por ciento de la recaudación -según este mismo cálculo- se desvió a mantener la vida licenciosa de los dirigentes condenados e incluso, y en su mayor parte, a sufragar las campañas de comunicación de distintas sociedades ligadas a personas del círculo de Jacques Crozemarie. Todo ello a elevados precios, según informó día atrás el diario El Pais, periódico que informó del fallo de la Justicia francesa.