Las medidas tomadas por la Jefatura Provincial de Tráfico para intentar reducir los accidentes mortales en las carreteras de Eivissa y Formentera no han logrado apenas reducir las malas cifras que se están recogiendo en los últimos años. A fecha actual, las estadísticas no oficiales señalan que en el 2000 han sido 27 personas las que ya han perdido la vida en las Pitiüses, un número muy similar a las obtenidas en 1998 y 1999.
Dos de estás víctimas, sin embargo, fallecieron 24 horas después de ocurrir el siniestro, por lo que Tráfico las cataloga como heridos graves. Sin tenerse en cuenta este sistema estadístico, cada año están muriendo por accidentes de circulación en las Pitiüses una treintena de personas.
Un dato importante que se desprende de los números actuales es que peatones y motoristas tienen tanto riesgo como los conductores de coches. Una tercera parte de las víctimas perecieron al cruzar o ser arrolladas en un arcén y otro tercio conducía una moto o un ciclomotor que se vio implicada en un accidente que le costó la vida a alguno de sus usuarios. De hecho, los dos últimos siniestros trágicos habidos en Eivissa corresponden a este estereotipo: el peatón arrollado el 25 de noviembre en Sant Rafel y, más recientemente, el viernes pasado, el motorista que falleció en la carretera de Sant Eulària.
Este año, además, han vuelto a repetirse los atropellos a turistas en la carretera de Sant Antoni. Otro hecho destacable es que la Guardia Civil de Tráfico resolvió los dos casos que se presentaron de conductores huidos tras un accidente mortal. El primer sospechoso vivía en Eivissa mientras que el otro era un turista que fue arrestado cuando ya iba a tomar un avión.