La calle de la Virgen estaba atiborrada de gente cuando sobre las diez y media de la noche se desplomaba el interior del número 24 de la calle de la Virgen, un edificio de tres plantas que según la información recogida por este periódico llevaba dos años cerrado. La fachada del edificio soportó el derrumbe de los forjados evitando lo que podía haber sido una tragedia.
Todo quedó así en una polvareda que siguió al estruendo que envolvió al gentío que en ese momento caminaban por la citada calle y las que estaban en los bares y locales más cercanos. El susto fue especialmente importante para los que se encontraban dentro de una tienda de ropa y de un bar contiguos a la casa siniestrada. En cuestión de segundos los locales quedaron anegados por el polvo sin que se supiera lo que estaba pasando. Nadie quedó tranquilo hasta que salió al exterior y comprobó instantes después que todo había quedado un susto.
Policía Local, Policía Nacional, Bomberos y 061 se movilizaron enseguida y sin que apenas pasara tiempo ya se habían tomado las primeras medias en la zona afectada. La principal preocupación durante estos primeros momentos se centró en averiguar si alguien podía haber quedado atrapado entre los escombros que se veían salir por la puerta. Estas dudas quedaron aclaradas tras la rápida aparición de quien dijo ser la propietaria, persona que afirmó que no había nadie en el interior del edificio.
Los bomberos continuaban revisando la estructura al cierre de esta edición, cuando era ya la medianoche, mientras unidades de policía se encargaban de mantener el acordonamiento del lugar tras haberse colocado un vallado que evitara el paso con el consiguiente peligro a los peatones y cerrándose el bar y la tienda colindante. A pocos metros, la noche continuaba con su brillo de siempre en la calle de la Virgen.