Los investigadores del Ministerio de Defensa que tratan de aclarar las causas que provocaron que un hidroavión Canadair se estrellara el martes en aguas del Port de Pollença, con el resultado de dos sargentos muertos y dos oficiales heridos, se inclinan de momento por un fallo técnico, ya que la maniobra del aparato fue aparentemente correcta.
Los técnicos de la CITAAM han tomado declaración al capitán Enrique José H.L., de 33 años, y a la teniente María Ester I.G., de 27, ingresados en el hospital de Alcúdia. De la reconstrucción parcial de los hechos se desprende que el aparato, que había despegado a las 10,00 horas, cayó al mar a las 10,38. Volaba aproximadamente a unos 90 nudos y estaba cargando agua en su bodega. El descenso fue perfecto, pero de improviso el morro del avión se introdujo en el agua y capotó. La nave quedó destrozada en cuatro partes. Las conclusiones de la comisión no se conocerán en breve.