Los agentes de la Policía Local entraron en el piso acompañados por una médico de la Conselleria de Sanitat con el fin de que ésta valorara la salubridad del lugar y se pudieran tomar decisiones. En el interior del piso, de unos 70 metros cuadrados, estaban además de los cinco miembros de la familia, seis perros de diferentes tamaños y razas y seis gatos. Según la policía, toda la casa, formada por cocina, baño, sala de estar, pasillo y tres habitaciones, estaba llena de excrementos, de bolsas de basura y se encontraba, en líneas generales, en un estado deplorable.
Ninguno de los 12 animales contaba con los permisos municipales correspondientes, por lo que la Policía Local se los llevó al Centro de Recuperación de Animales. Los tres hijos de este matrimonio fueron trasladados al hospital de Can Misses para una exploración médica. Los tres fueron dados de alta, pero el menor, de 13 años, quedó bajo la tutela del Centro de Protección de Menores. Los otros dos hijos tienen 19 y 21 años.En un principio, la Policía Local retiró las llaves de la casa al padre de familia, pero el psiquiatra dijo que no había incapacidad manifiesta ni por parte de los padres ni de los hijos y se las devolvieron, aunque advirtieron a la pareja de que era necesario hacer una limpieza en profundidad del piso. No es la primera vez que la policía irrumpe en la casa de esta familia por el mismo motivo, es decir, las quejas de los vecinos a causa del mal olor producido por los animales y sus excrementos.
En 1997, los dos hijos mayores del matrimonio, por aquel entonces menores de edad, también fueron trasladados al Centro de Protección de Menores. «Casi un mes tardaron en devolvérmelos», se quejó ayer su padre, que ahora de nuevo, seis años después, se enfrenta a la misma situación y permanece a la espera de que los servicios sociales y la justicia tomen una decisión respecto al futuro de su hijo.
Una vecina de la mima planta explicó ayer que cuando los animales subían en el ascensor de la comunidad era «imposible» utilizarlo «en mucho tiempo» debido al hedor que dejaban impregnado.