La avioneta siniestrada, una Air-Tractor (ECGOS), rompió su patín de cola cuando aterrizaba en el aeropuerto de Eivissa sobre las siete y media de la tarde. Según las primeras hipótesis, el incidente no se produjo por falta de pericia del piloto sino que se debió a un fallo en el tren de aterrizaje principal.
El aparato derrapó y llegó a girar sobre sí misma poniendo en alerta a todo el sistema de seguridad del aeródromo. En pocos segundos, la torre de control ordenó el cierre del aeropuerto mientras se atendía al piloto accidentado. Fuentes de Aena informaron de que éste era el único ocupante del avión y que pese a lo espectacular del incidente no había sufrido lesiones de consideración. Las tareas a pie de pista, con la intervención de los bomberos y de fuerzas de la Guardia Civil, se prolongaron hasta cerca de una hora y media, tiempo que se necesitó para poder arrastrar a la avioneta hasta un lugar seguro.
Eran cerca de las nueve de la noche cuando se recuperó la normalidad y se permitió de nuevo aterrizar a un aparato. Durante ese instante tres aviones que tenían previsto su despegue en los minutos siguientes al accidente hicieron cola esperando instrucciones de la torre de control para su salida inmediata. Aena aseguró que no fue necesario desviar ningún vuelo.
El primer vuelo que resultó afectado fue un Ibiza-Palma de Iberia que precisamente tenía su despegue en los momentos en que se produjo el percance. Otros dos viajes de la compañía Aero-Lloyd, con destino a las ciudades de Zurich y Frankfurt, tuvieron que esperar hasta poco después de las nueve de la noche para que se les autorizara a partir.