Clemente Rodríguez Cabezas tenía muy claro que no iba a separarse de Cecilia Guerrero Martínez, su mujer desde hacía cinco años. A las 5.45 horas, aproximadamente, tomó la decisión más drástica y entró en el domicilio de su esposa, en Son Servera, en Mallorca. La camarera, madre de un hijo de cinco años, dormía en su habitación y Clemente, conmocionado por la idea de que la separación era ya un hecho, la asfixió mortalmente con una almohada.
El hijo de ambos estaba en la casa, aunque parece que no se enteró de nada. Clemente contó entonces a su padre lo ocurrido y el hombre, tremendamente impactado, lo convenció para que se entregara en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Manacor. Ante los agentes no pronunció palabra y luego las diligencias fueron traspasadas a la Policía Judicial de la Guardia Civil de Manacor, que se hicieron cargo del asesino confeso, que tiene 30 años. La víctima, de la misma edad, trabajaba como camarera en un hotel de Cala Millor, a pocos kilómetros de su casa y había sido quién había decidido romper la relación, según explicaron sus allegados.
La pareja, sin embargo, nunca había protagonizado un incidente en público y sus vecinos no salían ayer de su asombro. Muy pocos, además, sabían que se encontraban en trámites de separación. La noticia del crimen sobresaltó de tal manera a la localidad de Son Servera que durante todo el día sólo hubo un tema de conversación y una certeza: nadie podía imaginar un final tan doloroso para el matrimonio Rodríguez-Guerrero.
Según testimonios recogidos entre el vecindario, el supuesto asesino estaba ya separado de hecho de su mujer, de 31 años, que mantenía su residencia en un segundo piso del número 13 de la Avenida de la Constitución de la localidad mallorquina, finca donde viven asimismo los padres de la mujer y, al menos, una de sus hermanas.
Las primeras hipótesis apuntan a que el presunto asesino, empleado de la construcción de ascendencia extremeña, debió acceder a la vivienda con el consentimiento de la mujer o de forma subrepticia durante la madrugada. La víctima, que tenía dos hermanas y un hermano, trabajaba en una cafetería de Cala Millor, un núcleo costero del municipio de Son Servera.