Juan Miguel Cerrillo, el albañil acusado del raptar, violar y asesinar a la niña de nueve años de Salou (Tarragona) Tamara Navas negó ayer durante la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Tarragona con jurado popular que conociera a la menor, que la violara o que la matara. No obstante, Cerrillo, para el que el fiscal y las acusaciones personadas solicitan 32 años de cárcel, reconoció que convivió cerca de un año con el cadáver de la menor en su domicilio, en los apartamentos Córcega número 31 de la calle Major de Salou, hasta que fue descubierto por unos operarios.
El procesado, que lloró durante algún momento de la vista oral que se en la mañana de ayer, explicó que una mañana, «en fin de semana o festivo», se levantó y encontró el cadáver de la niña encima de una cama de matrimonio que únicamente usaba para «actos sexuales». El acusado aseguró que su reacción fue irse del apartamento y emborracharse. Cuando regresó a su domicilio vio que el cuerpo estaba ladeado y, aunque no lo miró «mucho», sí lo tocó, y «entonces se volvió». «El cuerpo estaba cubierto de cintura para abajo» y «lo toqué varias veces para ver si estaba vivo», añadió Cerrillo. Añadió que desde que encontró el cadáver, empezó a acumular basura en el apartamento. El procesado explicó que nuca pensó que fuera el cuerpo de Tamara.