El acusado, que ayer compareció en un juicio rápido ante la responsable del jugado de lo Penal número 2 de Eivissa, atribuyó su detención a una concatenación de malentendidos y dejó caer que detrás de su arresto podría haber también una represalia por una actuación que en su día realizó la Guardia Civil de Santa Eulària contra un familiar de uno de los policías locales implicados en el suceso. La policía local perjudicada, al respecto, hizo hincapié en que ella no conocía al acusado y que siempre en su vida separa lo profesional de lo personal.
Los hechos ocurrieron en la tarde del pasado día 28. «Nunca he golpeado a nadie en mi vida, ni siquiera cuando era guardia», aseguró el sospechoso, que tuvo que sentarse en el banquillo por un presunto delito de atentado que le puede costar una pena de dos años de prisión.
El ex guardia civil sólo ha tenido que responder de este delito después de que su mujer, embarazada y a punto de dar a luz, haya negado en sus repetidas declaraciones que estuviera siendo golpeada cuando un grupo de vecinos de ses Figueretes pidieron la intervención de la Policía Local.
Dos de estos testigos corroboraron en el juicio su primera impresión y, frente a lo que declararon luego otros dos conocidos del sospechoso, que dijeron haber presenciado lo sucedido, su versión de lo acontecido fue coincidente con la de la agente afectada.
Ésta afirmó ante la jueza Martina Rodríguez que a su llegada vio claramente cómo el sospechoso zarandeaba a la mujer y que ésta llegó a pedir que la llevaran al hospital. A partir de aquí se produjeron distintos hechos con versiones contradictorias.