La responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, ha impuesto la máxima pena que se pedía, de siete años de cárcel, a un magrebí residente en Sant Antoni que fue detenido por la Guardia Civil como supuesto autor de las cuchilladas que recibieron cuando salían de una discoteca de esta localidad dos jóvenes sudamericanos.
El sospechoso aseguró durante su juicio que estaba durmiendo en una pensión cuando tuvo lugar una reyerta en la que un colombiano sufrió un corte profundo en la cara y un amigo de éste padeció otro corte en una mano al intentar parar una puñalada.
Su compañero de habitación, sin embargo, no confirmó esta versión y otro compatriota, que reconoció su enemistad con el acusado, aseguró haberle visto el día de los hechos en el establecimiento donde se produjo la pelea. Varios sudamericanos que estaban con el afectado también identificaron al acusado el día del juicio.
El suceso ocurrió el pasado 6 de noviembre a primera hora de la mañana a pocos metros de la discoteca «Éxtasis». Las dos víctimas aseguraron en el juicio que se vieron sorprendidos dentro de un tumulto donde ellos no tenían nada que ver y en el que otras dos personas «lanzaban puñetazos».
«Me tiró a la cara y si no me llego a agachar instintivamente hubiera pasado algo peor», declaró en la vista el joven al que el sospechoso propinó una cuchillada en la cara, herida que le ha dejado una importante cicatriz.
Lo que nunca se pudo aclarar es cuál fue el arma empleada, así como los motivos del ataque. En la reyerta se barajó que el agresor empleara una navaja, pero también el cristal de una botella rota.