La sospechosa, E.G.T., fue detenida el pasado mes de mayo cuando la policía fue al número 36 de la calle Galicia de ses Figueretes para investigar la denuncia de otra rumana, persona que aseguró que estaba siendo obligada a prostituirse cuando creyó venir a Eivissa para trabajar de limpiadora. Fue entonces cuando los agentes se encontraron con que en dicha casa había una menor de 16 años muy maquillada y que de ella, además, salía un magrebí que supuestamente había ido a la vivienda para tener un encuentro sexual.
Las comprobaciones posteriores que se realizaron en Comisaría aclararon que el mismo nombre de la adolescente estaba siendo publicitado en la sección de contactos de un diario con una descripción física y teléfono que correspondía con los que tenía la menor.
La operación se concretó con la detención de E.G.T. y su compañero A.I.W., de 38. Ayer, sin embargo, ante la responsable del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, sólo compareció E.G.T., quien, presa, se sentó en el banquillo acusada de un presunto delito de corrupción de menores por el que el fiscal pide una condena de cuatro años de prisión. La sospechosa negó que la hermana de su novio se estuviera prostituyendo y aseguró que ésta tenía su teléfono porque se lo había dejado por si la llamaba su familia.
La defensa, además, presentó una carta remitida el pasado mes de junio al juzgado desde Rumanía en el que la mujer que denunció a su compatriota se retractaba de las acusaciones que había vertido. Ésta aportó documentación sobre una supuesta dolencia mental que sufría y afirmó que el apresamiento de E.G.L. se debió a un malentendido y una confusión en la identidad de la persona que presuntamente le retenía. Según su primera declaración, fue golpeada en dos ocasiones, la primera con una silla, causándole lesiones severas.