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Una coartada insólita

El acusado de un robo dice que estaba tras un matorral por una indisposición estomacal

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Una indisposición estomacal fue la coartada que esgrimió ayer en un juicio un sospechoso de haber intentado robar en una casa de Cala d'Hort para explicar el pasado día 17, sobre las cinco de la tarde, su presencia en la zona, un lugar donde, según la afectada, se había producido en las última semanas distintos robos. El acusado, que se enfrenta a un año y dos meses, de prisión, aseguró que nunca había pisado la vivienda y que lo único que hizo fue esconderse detrás de unos matorrales para poder hacer sus necesidades. La vecina que le denunció, sin embargo, manifestó que huyó con su hija de dos años después de encontrárselo en la terraza de la vivienda, afirmación que aclaró formalmente tras ampliar su denuncia un día después de interponerla en el puesto del instituto armado de Sant Antoni

«Evidentemente no fui a buscar sus restos orgánicos». Así de concluyente se mostró una gente de la Guardia Civil después de que la abogada de la defensa insistiera sobre este particular, extremo que cortó de raíz la magistrada responsable de dirimir el caso, la jueza Martina Rodríguez, titular del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, al valorar que las necesidades que hubiera podido tener el sospechoso eran independientes de que éste pudiera haber entrado o no en la casa para intentar robar.

La defensa, a su vez, alegó que todo podía ser una confusión de la denunciante al reconocer en el acento del acusado una persona procedente de un país del este de Europa y verse afectada por las últimas «noticias de televisión» referentes a bandas que robaban en chalés que a, su juicio, han motivado que «muchas veces se criminalice a estos inmigrantes».

«Esa persona que estás sentada en el banquillo es la que estuvo en mi terraza. Oí ruido y me asomé. Al verme, saltó. Tuvo que escalar para llegar a mi terraza. Cogí a la niña y nos fuimos al coche y le seguí para poder coger su matrícula», explicó con rotundidad la denunciante durante su declaración en el juicio.

En la playa
La versión del acusado fue bien distinta. «Habíamos ido a la playa. Nos metimos por un camino y le dije a mi compañero que parara el coche. Bajé y me metí entre unos matorrales a cinco metros del vehículo. Cuando salí, me encontré con una mujer que me decía que qué hacía allí y le dije que estaba en el campo», comentó. Afirmo, igualmente, que donde estaba no había ninguna casa. «Había árboles por todos sitios y sólo a unos 60 metros, y entre la vegetación, se divisaba el tejado de una vivienda. No sé por qué la Guardia Civil no creyó mi versión».

Los agentes que comparecieron en el juicio indicaron que la tentativa se produjo después de que el sospechoso, un hombre corpulento de 1,90 de altura que dijo durante el verano trabajar de relaciones públicas en discotecas y en invierno trayendo coches desde Alemania para venderlos en la isla, escalara en la terraza ayudándose de una ventana, argumento que no compartió la defensa: «Mi cliente tampoco es Jackie-Chan», dijo la letrada.

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