Un taxista pirata de Sant Antoni de nacionalidad rumana que fue detenido por la Policía Local de Sant Antoni después de que un pasajero se abalanzara sobre un agente se sentó ayer en el banquillo del juzgado de lo penal número 1 de Eivissa para responder de dos atracos a turistas, delitos a los que se sumaba otros de detención ilegal y lesiones. El sospechoso, que compareció con una mujer de su país, llegó al juzgado enfrentándose a penas que sumaban los once años de cárcel.
«Recogí al inglés por hacerle un favor», dijo ayer el acusado, que reconoció haber golpeado a un británico para «defenderse» y no para robarle. Éste, a su vez, negó haber hecho lo mismo con otro turista, un alemán que sufrió una rotura de mandíbula.
Robinescu S. fue sorprendido en la madrugada el pasado 5 de julio por una patrulla de la Policía Local cuando circulaba en dirección prohibida. Al dársele el alto, un turista que había dentro del vehículo salió y se echó materialmente encima de uno de los agentes gritándole «help me, help me» (Ayúdeme, ayúdeme).
Los policías aclararon entonces que el conductor del coche había recogido en el West End a su pasajero y que durante el trayecto supuestamente le sacó a la fuerza y le golpeó brutalmente al tiempo que se apoderaba de joyas y distintos efectos que llevaba la víctima. Con la misma brutalidad se apoderó de su tarjeta de crédito y le obligó a darle la clave. El sospechoso se dirigía a un cajero a obtener el dinero cuando fue parado por la Policía Local, según los cargos presentados contra él. «No es cierto que no quisiera pagarme la carrera. Él iba muy bebido y me pidió que le llevara urgentemente a su hotel. Luego comenzó a golpearme y yo tuve que defenderme», señaló al respecto el acusado. «Fue entonces cuando llamé a una amiga que sabe inglés para entender lo que quería decir».