JAVIER JIMÉNEZ
La milagrosa intervención de dos agentes de la Policía Local de Porto Cristo (UTC) evitó ayer un drama en s'Illot.
Los funcionarios se toparon, a media tarde, con una escena escalofriante: un perro de presa tenía la cabeza de una niña entre sus fauces, mientras gruñía nervioso. Los dos policías habían escuchado los gritos de una joven, que resultó ser la dueña del bull terrier, y luego repararon en la menor. Estaban en la confluencia de la calle Camí de la Mar con la plaza de la Savina. Se apearon rápidamente del coche patrulla y cogieron al animal desde atrás, al tiempo que le presionaban violentamente los testículos.
El can, al final, soltó a la pequeña, que quedó conmocionada en el suelo, ensangrentada y con una parte considerable de cuero cabelludo arrancado. Los agentes llamaron a una ambulancia y al víctima fue evacuada hasta un centro médico, mientras se iniciaba una investigación sobre lo ocurrido.
Según parece, los dueños del bull terrier son íntimos amigos de la familia de la niña y nunca habían tenido ningún problema con el perro de raza peligrosa. El animal llevaba chip, estaba asegurado y también estaba al día de las vacunas.
Sin embargo, ha quedado en cuarentena para que los veterinarios municipales puedan examinarlo y es probable que después se opte por sacrificarlo.
La familia de la víctima no quiso presentar denuncia, aunque parece ser que se mostró partidaria de que el perro fuera sacrificado. De los datos recogidos se desprende que la niña, cuando fue atacada, comía unas golosinas y le ofreció una al animal. Luego se abrazó a él y el can la atacó.La dueña lo llevaba atado con un correa cuando se produjo el ataque, aunque no está claro si llevaba el bozal puesto o no.