Un vecino de Sant Mateu fue juzgado ayer como sospechoso de haber cometido un delito continuado de ordenación contra el territorio y otro de desobediencia después de que realizara sin las licencias oportunas construcciones que, según él, iba únicamente destinadas a mejorar la calidad en el tratamiento de su hijo, un joven tetrapléjico tras un accidente de moto. El acusado, que se enfrenta a dos años y dos meses de cárcel, así como a una multa de 18.000 euros y a la demolición de lo realizado, manifestó que con las obras pretendía crear unas instalaciones para que su hijo pudiera motivarse con los caballos, técnica que se conoce como equinoterapia.
El Ayuntamiento de Sant Antoni, sin embargo, decidió llevar el caso hasta la Fiscalía después de que las órdenes de paralización de las obras fuera vulnerada continuamente desde 2004. Técnicos de este consistorio, pese a todo, apreciaron numerosas barreras arquitectónicas en la residencia del acusado, construida con el dinero de la indemnización del accidente y cabañas ilegales de madera en la finca.
«No quiero saltarme la Ley pero tengo hacer lo que sea en beneficio de mi hijo y seguiré haciendo lo que tenga que hacer. Los pobres caballos se murieron de hambre», dijo el sospechoso, persona que tuvo que ser desalojada de la sala de vistas del juzgado de lo Penal 2 de Eivissa tras perder los nervios y comenzar a insultar a un vecino que le denunció. Dichas obras se acometieron en una finca de 11.000 metros cuadrados sujetos ahora al PTI y a la catalogación de Area Rural de Interés Paisajístico (ARIP). La defensa alegó estado de necesidad para justificar la acción del acusado.