EFE - BUENOS AIRES
La policía de la provincia argentina de Buenos Aires rescató con vida a una recién nacida que había sido enterrada por su madre, una joven de 18 años de escasos recursos que confesó el caso al ginecólogo que la atendió en un hospital público. «Estamos acostumbrados al riesgo, pero nunca vi algo así. Se me aflojaron las piernas», aseguró el policía Héctor Visvek, encargado de la operación de rescate, en declaraciones que publica el diario Crítica de Buenos Aires.
El hecho ocurrió en la localidad de Pilar, unos 60 kilómetros al norte de Buenos Aires, cuando la joven se digirió al servicio de urgencias de un hospital y mintió a los médicos al decirles que estaba embarazada, que tenía hemorragias y temía sufrir un aborto. Al ver que todavía estaba su placenta, el ginecólogo que la atendió se percató de que lo que había tenido lugar era un parto, por lo que sometió a la joven a un interrogatorio.
Sin inmutarse, la chica confesó que había enterrado a su hija y el médico denunció el caso a la policía, que se dirigió a la chabola de la joven, donde encontró a la bebé enterrada en un pozo, llena de sangre pero todavía con signos vitales.