El seguimiento de dos residentes extranjeros de Eivissa, uno de ellos con antecedentes por narcotráfico, permitió a la policía localizar en Madrid un punto de almacenamiento de heroína donde se intervinieron más de tres kilos de heroína. Los dos sospechosos afincados en la isla fueron capturados en el aeropuerto cuando regresaban con medio kilo de esta misma droga y los agentes decidieron interceptarlos.
Así quedó acreditado ayer ante la Audiencia Provincial en un juicio en el que las tres personas detenidas, una pareja que fue apresada al regresar a la isla, y un hombre que vivía en la casa donde supuestamente se proveyeron los anteriores de la drogas, se declararon como meros consumidores.
Pistola y cartuchos
El fiscal pidió ocho años de cárcel para los dos primeros mientras que para el supuesto distribuidor la pena se eleva a once años. A éste último también un año de prisión por tenencia ilícita de armas después de que en su domicilio de la calle Nuño González en Madrid, en el número 15, se encontrara un pistola marca Blow con 83 cartuchos del calibre 9 milímetros parabellum.
El alemán Bern J., quien días después de su detención fue precisamente juzgado por un hecho idéntico y por el que él aceptó cinco años de prisión «para poder pedir la suspensión de la pena y ponerse a tratamiento, se trasladó a Madrid el 23 de mayo de 2008 con su amiga Marja E.B. El primero señaló ayer en su juicio que toda la droga era para su consumo porque en la isla nunca compraba y había alcanzado una alta dependencia. «Estaba fumando hasta cinco gramos diarios», dijo. La mujer que lo acompañaba aceptó resposanbilizarse de los 447 gramo que compraban a cambio de 500 euros o de cocaína.
El tercer acusado, que como los anteriores se calificó como toxicómano desde su adolescencia, Carlos A.T., afirmó que sólo actuaba de cundero (persona encargada de trasladar a los compradores hasta el lugar de la venta de la droga) en representación de un turco que le había dejado la heroína en depósito. «Sobre la pistola, me la encontré abandonada en el poblado de Cañada Real», afirmó.
El alemán Bernd J., quien dijo llevar 25 años atrapado por la heroína, aseguró categóricamente al tribunal que nunca había traficado con la droga. Para justificar su alto grado de consumo y la compra de grandes cantidades dijo «no adquirirla en la isla» y proveerse de la droga que necesitaba para varios meses gracias a su doble condición de electricista y jugador. «Ando liado con el juego y gano mucho en partidas privadas».