Es una de las condenas más contundentes que se ha dictado en Eivissa por un delito de malos tratos sobre la mujer. El joven rumano F.C.B. reconoció los hechos que se le imputan y aceptó ante la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano, cuatro años y medio de cárcel, dos por cada una de los dos brutales palizas que le asestó a su novia en plena calle, en la zona de es Viver, y seis meses más por vulnerar la orden de alejamiento que la Justicia dictó cuando le dio la primera golpiza.
El juicio no se tuvo que celebrar y no fue necesario hacer recordar a la víctima, una joven de nacionalidad española, los detalles de lo ocurrido en aquellas dos ocasiones.
La primera de las palizas se produjo el 14 de octubre del año pasado en la calle Carlos Román Ferrer, en el barrio de es Viver de Vila. Fuertes patadas, puñetazos y golpes en la cabeza contra el suelo que, según un testigo, abrieron una brecha enorme en la nuca de la joven.
Quedó tan desfigurada que ayer el testigo, en los pasillos del juzgado, no la reconoció hasta pasados varios minutos. Fue detenido y condenado y se decretó una orden de alejamiento que vulneró el 14 de noviembre. Al parecer, ambos estaban tomando algo y el joven le asestó también en plena calle, una paliza similar a la anterior. Desde entonces F.C.B. está en prisión preventiva.
«Yo no sabía que hoy me le tenía que encontrar»
Los juzgados de Eivissa demostraron de nuevo ayer sus carencias más acuciantes. «Yo no sabía que hoy me lo tenía que encontrar», dijo la víctima cuando se vio de frente con su agresor en la antesala del juicio. El acusado también fue condenado a indemnizar a la joven con 2.350 euros por las lesiones y 900 más por las secuelas.