Antonio P.T., de 44 años y más conocido como Mateo, y y José Antonio P.G. de 46, afincados en octubre de 2009, fecha de su detención, respectivamente en la zona de Puig d'en Molins y Platja den Bossa, aceptaron ayer ante la Audiencia Provincial penas de cuatro años y medio y tres de prisión.
La Guardia Civil los consideró en su día los principales distribuidores de cocaína de un importante grupo que había sido desmantelado meses antes en la Isla. Su arresto vino acompañado del decomiso de una cantidad próxima al medio kilo de cocaína, parte de ella en un agujero de la pared del aseo.
Los dos sospechosos cayeron en la denominada operación Ghost, un servicio realizado por agentes del Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) en octubre de 2009, justo un mes después de que comenzaran las primeras detenciones de un importante grupo que fue desmantelado en lo que se conoció como operación Cenizo. Una veintena de personas fueron acusadas en esta última investigación.
Por otra parte, la Audiencia Provincial también resolvió con otra sentencia de conformidad el caso del italiano Antonello S., quien asumió una condena de tres años y medio de cárcel frente a los seis que en un principio se pedía. Dicha persona, que vendía cocaína y MDM, se ha beneficiado de la última reforma del Código Penal que se ha centrado en los grandes traficantes. En casa de Anonello S., en septiembre de 2010, la policía se incautó de 24 gramos de cocaína y 27 éxtasis.
Una ley que reduce las penas para los pequeños traficantes
El Código Penal establecía antes de su última reforma penas de tres a nueve años de cárcel para las personas que, sin más condicionamientos, traficaban con sustancias que se consideran que perjudican seriamente la salud. La nueva normativa establece ahora que lo justo para este tipo de delitos es de tres a seis años. Ello está llevando a que los fiscales reduzcan también sus anteriores peticiones para hacerlos más acordes con el espíritu de la ley.