La Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos del Ministerio de Fomento ha publicado su informe sobre el naufragio de un yate que en 2009 viajaba desde el Port d'Andratx a Eivissa y en el que murió uno de los cuatro tripulantes cuyo cuerpo fue rescatado por un pesquero tres semanas después.
En el resumen de la investigación, a la imprudencia de los navegantes, se deja claro que se unió una sucesión de fallos en cadena en los servicios de emergencias.
Los hechos ocurrieron el 29 de marzo, dos horas después de que el velero alquilado 'Kelbo' zarpara desde Mallorca con destino a Eivissa con cuatro hombres alemanes a bordo. De todos ellos, sólo uno tenía títulación para tripular la nave y sólo con autorización para costear, no para travesías en que se perdiera de vista tierra.
Mal tiempo
A la falta de conocimientos del capitán y la poca pericia de sus acompañantes se unió el mal tiempo reinante, temporal de fuerza seis con picos de viento de 30 nudos (55 kilómetros por hora) y olas de hasta cinco metros, y la imprudencia, puesto que todos viajaban en cubierta, sin estar atados a la 'línea de vida' del yate ni portar chaleco salvavidas.
Un golpe de mar hizo volcar la nave sobre las ocho de la mañana, arrojando a los cuatro improvisados marinos al agua. Todos pudieron asir cabos y el más joven, de 34 años e hijo del fallecido, fue el primero en subir, ayudando a dos de sus compañeros. Lograron lanzarle un salvavidas al cuarto náufrago, de 66 años, que logro asirlo pero que, agotado, se soltó.
A partir de aquí empieza el rosario de errores e improvisaciones. Los tripulantes no lograron activar la radio, pero sí una radiobaliza y pudieron contactar con tierra con un móvil para dar la alerta pero el primer aviso que lanzó el Centro de Coordinación de Salvamento de Palma, en el código internacional, no suponía que hubiera riesgo inmediato para las personas o las embarcaciones.
A este primer error se sucedió un segundo, por el que se quiso movilizar un helicóptero de rescate del Ejército del Aire que estaba realizando una misión en Sóller, en lugar de activar a otra aeronave en tierra. El aparato tuvo que acabar el servicio y acudir a su base para repostar antes de ir a auxiliar a los náufragos.
Finalmente se movilizarían otros medios aéreos de Palma y Valencia, pero no sería hasta dos horas después de ocurrido el incidente que el piloto del helicóptero proveniente de la Península no cuestionó que se les hubiera dirigido hacia el 'Kelbo', que seguía rumbo a Eivissa, en lugar de al punto de naufragio, donde podría estar todavía el hombre caído.
Por último, el informe destaca cómo los medios aéreos realizaron una búsqueda visual del náufrago, en lugar de usar los medios electrónicos para rastrear la radiobaliza arrojada al mar en la zona inmediata al accidente.
Multitud de medios activados
Si hay algo que no se puede reprochar de este dispositivo es la multitud de medios que se usaron para tratar de rescatar al hombre desaparecido. Nada más darse la alarma se cursó una petición a seis embarcaciones que se encontraban por el canal entre Eivissa y Mallorca para que se unieran a la búsqueda, incluyendo dos ferries: el 'Murillo', de Accciona, y el 'Isla de Botafoc', de Baleària.
Igualmente, se desplazó un helicóptero de Valencia y, desde Mallorca, al menos dos naves más de este tipo se unieron a la búsqueda, así como un avión.
Por parte de Salvamento Marítimo se activaron varias embarcaciones, entre ellas la 'Marta Mata' y la 'Markab', con base en Eivissa y que fue la que escoltó finalmente a los supervivientes.
CADENA DE FALLOS
n Coordinación. «Existió un problema de coordinación, de forma que, en vez de movilizar alguno de los efectivos aéreos que estaban libres, se movilizó el helicóptero que estaba atendiendo otra emergencia, tras la cual tuvo que regresar a la base para repostar».
n Confusión. «Palma pidió a los medios que se dirigiesen a la posición en la que se encontraba la embaración en vez de dirigirlos al lugar donde se había producido la caída».
n Baliza. «Los efectivos aéreos realizaron la búsqueda visualmente, aunque la radiobaliza de la embarcación disponía de un emisor que permitía su localización, incluso de noche».