Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, pertenecientes a la Comisaría de Eivissa, han detenido a un individuo de nacionalidad rumana cuando intentaba abandonar la isla en una furgoneta con más de cien efectos sustraídos, entre ellos joyas de procedencia ilícita y 9.340 euros. En concreto, sobre el arrestado pesan los presuntos delitos de hurto y receptación.
En un comunicado, la Policía Nacional ha explicado que el detenido, N.U., de 40 años, forma parte de un grupo organizado donde su función era el de receptor y transportista de los efectos robados para su venta en Rumanía y otros países del Este.
Una conclusión que se desprende de la cantidad de objetos que le han sido encautados, entre los que se encuentran 36 teléfonos de última generación, trece cámaras fotográficas digitales, dos ordenadores portátiles, seis Ipod, siete relojes (dos de ellos de la marca Rolex) y seis piezas de joyería, así como 15 tarjetas de crédito a nombre de ciudadanos españoles y extranjeros. Asimismo, se le intervino el dinero además del vehículo-furgoneta matrícula de Rumanía, gafas de sol de reconocidas marcas, una escritura notarial y aparatos electrónicos.
Las investigaciones continúan para determinar los otros escalones que integran el grupo criminal organizado, para lo cual se iniciarán los contactos e investigaciones oportunas con las autoridades policiales de Rumanía y la Interpol.
Tal y como explica la nota, en la tarde del domingo agentes que estaban desarrollando una investigación sobre la actividad de un individuo que se estaba dedicando a sacar de la isla objetos sustraídos, interceptaron en la entrada al dique de Botafoc una furgoneta conducida por N.U. y tras examinar el interior pudieron comprobar la existencia de varias cajas que contenían una gran cantidad de aparatos de tipo electrónico.
Tras ser detenido, se verificó un examen más minucioso del contenido de las cajas, a raíz de lo cual se comprobó que algunos de los efectos eran producto de sustracciones que habían sido denunciadas con anterioridad.
El detenido utilizaba como centro de receptación un establecimiento (tipo supermercado) abierto al público ubicado en la zona de Figueretes, y aunque no se ha podido determinar la cantidad exacta de «viajes» realizados, sí se estima una frecuencia de un viaje a la semana, posiblemente desde principio de la temporada de verano. Algunos de los efectos sustraídos iban en cajas con destino a Rumania.