Los informes policiales aportados a la investigación judicial iniciada por una joven que en 2008 denunció al príncipe árabe Alwaleed bin Talal, actual jefe del Tesoro de Arabia Saudí y una de las personas más ricas del planeta, recogen declaraciones de las dos mujeres a las que la denunciante aludía en su declaración como las que la acompañaron en la noche en la que supuestamente fue forzada en las que aseguran que ésta jamás subió con ellas al barco de lujo en que asegura que tuvo lugar la agresión sexual. Éstas eran, según conocedores del caso, puntales principales a la hora de sustentar la denuncia.
Son dos los atestados que figuran en la causa, que fue archivada por el juzgado de instrucción 3 de Eivissa, entonces con Pablo Mendoza y ahora en manos de Carmen Martín, y que ahora la Audiencia Provincial ha ordenado reabrir de nuevo para que se tome declaración a la persona a la que la denunciante apunta sobre hechos ocurridos supuestamente entre las dos y las ocho de la mañana del día 12 de agosto de 2008.
En el primero de ellos se recoge el relato de la joven denunciante que apunta a que tres días antes de los hechos denunciados conoció al conductor de uno de los vehículos que daban servicio a uno de los yates de lujo que recalan en las Pitiúses así como a dos chicas árabes con las que congenió. Posteriormente, el día en que supuestamente ocurrió la agresión, recibió la llamada de una de ellas y quedó con ellas para acudir poco después al VIP de una discoteca, donde, asegura, comenzó a sentirse mal.
Mensajes telefónicos
Desde allí se fueron en coche hasta otro yate de lujo distinto al anterior en el que había una fiesta y que sólo recuerda tras ella el despertar vestida con un hombre sobre ella besándola. Al levantarse, continúa el relato recogido en el atestado, se encuentra con las dos jóvenes que iban con un hombre que le indica que un príncipe la está esperando, aunque ella decide salir del barco, donde un chófer la lleva con su amigo el conductor.
Tomada declaración a este último, reconoce que la recogió, así como que recibió varios mensajes telefónicos en los que indicaba, en uno, que está bebida, en otro que piensa que le han puesto algo en su copa y que está en un barco antes de pedirle que la espere en el puerto.
Sin embargo, también la investigación policial incluye los testimonios de las dos jóvenes que, si bien reconocen haber estado con ella en la discoteca, niegan que fuera al barco de lujo con ellas. También niegan que estuviera bajo la influencia del alcohol.
Otro informe adicional entregado al juzgado incluye la documentación sobre el examen médico al que fue sometida la joven tras presentar denuncia dos días después. Ni el médico del hospital ni el forense de guardia aprecian indicios de violencia. También se aporta informe del servicio de protecciones del Cuerpo Nacional de Policía asignado a la salvaguarda de las personalidades que acoge el barco denunciado en el que se señala un desconocimiento total de los hechos, cuestiones todas que fueron determinantes para que el juez decidiera, en primer término, archivar la causa ahora reabierta.
Las observaciones policiales también inciden en que no hace una descripción del individuo que supuestamente cometió los abusos ni el hecho de que no pidiera socorro por la mensajería del teléfono, que sí uso para otras cuestiones, lo que, no obstante, tampoco es prueba de que no existiera.
El equipo policial encargado de investigar la denunciar realizó todos los trámites establecidos para este tipo de casos, con alguna limitación por cuestiones jurisdiccionales, y los entregó al juez instructor, que no vio pruebas suficientes para continuarlo.
El magnate presenta pruebas de que estuvo en Francia
El príncipel Alwaleed bin Talal bin Abdulaziz Baldaud expuso hace dos semanas a través de una oficina internacional de comunicación los documentos y declaraciones que prueban que durante el periodo descrito en la denuncia contra él se encontraba con su familia en Francia (imágenes de la derecha). Además de declaración de la propia seguridad pública del país galo, se aportan distintos documentos jurados de su actividad allí y la documentación de su propio yate en la que queda claro que no salió de aguas francesas. El príncipe recuerda que lleva una década sin viajar a España, por lo que no es posible, indica la oficina, que pudiera haber cometido el delito que se le atribuye. El caso, por otro lado, nada tiene que ver con otro miembro de la casa real saudí, el príncipe Abdulaziz, habitual de las Pitiüses con el Turama.