Llegó con todo preparado (enseres y libros) para pasar una buena temporada en prisión y salió del juzgado con cara de póker y las tres bolsas que componían su equipaje. David D., de 38 años y cuyo apellido dio nombre a la operación Dragone, con la que la Guardia Civil desmanteló a una trama de drogas montada por la Camorra en Eivissa, quedó ayer en libertad con cargos y sólo tendrá que pasar por el juzgado para firmar los días uno y 15 de cada mes.
El fiscal, pese a la previsión del acusado, no pidió ninguna medida cautelar más al entender que no había suficientes indicios que motivaran su ingreso en prisión, ni pruebas fehacientes de que liderara una red criminal y ni siquiera que se dedicara al tráfico de drogas. Ante ello, el juez José Espinosa, responsable del juzgado de guardia, decretó su libertad con cargos.
La decisión se adoptó después de que el juez que supervisaba la investigación, el magistrado Santiago Pinsach, titular del Juzgado Instrucción número 4 de Eivissa, hubiera dictado tras la operación, una orden europea de detención y entrega de David D., un hombre con varias causas penales en Italia. Entre ellas está el tráfico de drogas, junto con un paso de al menos dos años por las penitenciarías de su país.
David D., sin poder salir de la Isla y sabiéndose buscado, se entregó el miércoles en el cuartel de Can Sifre. Su nombre y presencia en la Isla, con el apoyo de la policía italiana, dio pie a las investigaciones que en mayo inició el Equipo de Delincuencia Organizada Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil.
Las pesquisas policiales, teniendo como base los movimientos de David D., con las que cuenta el juez Pinsach, llevaron a los agentes hasta un buen número de personas, todas de origen napolitano, que presuntamente recibían órdenes e instrucciones de éste para ir copando el mercado de los estupefacientes en la Isla. En los domicilios de muchos de los 52 detenidos en agosto (16 presos), como prueba de estas investigaciones, se encontró droga. En la casa de David D. y sus cuatro negocios de hostelería en el puerto de Vila, no. David D., sobre el que el EDOA aportó en el juzgado una amplia documentación de seguimiento, negó en todo momento dirigir ningún grupo amparado por alguna organización mafiosa. Para él, sus amistades en Eivissa simplemente resultaron ser tan ‘peligrosas' como su pasado.