Engrilletado de pies y manos y custodiado por dos agentes de la Guardia Civil, Paulo Cesar Baptista aterrizó ayer en Eivissa a las dos menos cuarto de la tarde procedente de Madrid. Llegó en un avión de Air Europa que acumuló casi dos horas retraso.
A pie de pista, como se aprecia en la imagen superior, le esperaban un todoterreno y una furgoneta de la Guardia Civil. En el exterior de las instalaciones aeroportuarias le esperaban más agentes. La columna, formada por tres vehículos, uno de ellos sin distintivos, se dirigió directamente al Centro Penitenciario de Eivissa. Las puertas de la cárcel se abrieron y entró la furgoneta, dentro de la cual estaba el portugués. Considerado como preso peligroso, fue conducido al módulo de aislamiento. Allí esperará a ser conducido al Juzgado.
El regreso de Baptista a la Isla era un acontecimiento muy esperado. Tres meses y medio han pasado desde que el 19 de agosto decidió poner tierra por medio. Aquella jornada, su último día de trabajo como miembro del equipo de seguridad del Ushuaïa Beach Club, asestó dos puñetazos al camarero Abel Ureña Zafra, que entró en coma y, tras dos semanas en la UCI de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, falleció. Tenía 28 años.
El portugués, cuya agresión fue grabada por las cámaras del Ushuaïa, huyó y entonces la verdad comenzó a salir a la luz. Estaba contratado bajo el nombre de Jose Pereira Sousa. De alguna manera, había conseguido un NIE legal. La noticia cruzó la frontera y llegó a Portugal. Pereira Sousa era, en realidad, Paulo Cesar Baptista, y también estaba prófugo de la justicia lusa. Sobre él pesa una condena de seis años y tres meses de cárcel por su presunta pertenencia al grupo Mafia Da Noite. La Guardia Civil siguió el rastro del prófugo hasta una ciudad cercana a Amsterdam. Allí fue detenido el 21 de noviembre. Una vez consumados los trámites para la extradición, el lunes llegó a Madrid. Y ayer a Eivissa.
Cambian la declaración al lunes
Paulo Cesar Baptista declarará el lunes a las doce del mediodía en el Juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa. En un principio estaba prevista para mañana a las diez de la mañana. Su abogado ha pedido que se aplace hasta el lunes porque mañana no podía presentarse en el juzgado pitiuso. Será interrogado por lo ocurrido el 19 de agosto en el Ushuaïa Beach Club. A partir de ahora también se tomará declaración en el juzgado a numerosos testigos. Se prevé una instrucción larga. Todo apunta a que será juzgado por un jurado popular y que será condenado por homicidio a una pena de entre diez y quince años.