¿Cuál es el artículo 14 de la Constitución Española?, ¿puede un policía armado de paisano entrar en un local sin identificarse? ,¿qué hacer si un cliente se desvanece?. Son algunas de las preguntas a las que tuvieron que responder ayer los 39 empleados de discotecas y zonas de ocio que se sometieron ayer en Eivissa a los primeros exámenes que se realizan en Balears para regular el personal que controla las zonas de ocio de estos establecimientos. Un total de 39 personas, algunos de ellos extranjeros, pasaron por esta prueba. En el camino han quedado tres a los que faltaba un papel de última hora y otros trece que no obtuvieron los requisitos previos necesarios para presentarse a la prueba.
El conseller de Treball, Vicent Roig, anunció ayer que la intención del Equipo de Gobierno es que haya al menos otras tres convocatorias durante el año que entra (las dos primeras entre marzo y mayo).
Todo parecía bajo control entre los aspirantes a esta primera prueba a primera hora de ayer cuando en la recepción del Consell d'Eivissa esperaban ser llamados para entrar al examen. «Han sido dos semanas fuertes de preparación. No tiene por qué haber problemas. Hemos seguido el curso», explicaba Alejandro, uno de los veteranos de la noche ibicenca minutos antes de enfrentarse a la prueba. En el espíritu de todos, sin embargo, estaba el deseo de eliminar la imagen de ‘matones' que, a veces, se les infiere y la de demostrar su capacidad más bien como relaciones públicas en zonas ‘calientes'.
La sensación de seguridad general, no exenta de inquietud y expectación, en algunas caras, muchos de ellos veteranos y conocidos bregados durante más de diez años en las noches de Eivissa, se tornó luego en desasosiego una vez concluido el trago de la prueba de conocimientos general y el test psicotécnico.
«No sé si va a aprobar nadie. No ha entrado nada de lo del temario. No sé qué han pretendido», explicaba Rubén, uno de los ocho aspirantes que viajaron desde Mallorca.
Su queja no fue única. Las caras de muchos al salir del lugar donde se celebró el examen tampoco invitaba a muchas alegrías. «Más bien parece una trampa. Y encima de todo, catalán», se quejó otro aspirante. «Yo me he presentado porque necesito trabajo y a ver si sale algo», apuntó Sergio que, quizás, con sus 18 años fue el más joven de los examinados.
Fernando Co, presidente de este gremio en Balears y y ejemplo de muchos en una zona tan conflictiva como Magalluf, pese a n o haberse examinado en esta ocasión, mostró sus satisfacción por la prueba. «Llevamos desde hace muchos años luchando por esto. No todo el mundo vale. No se trata de colocar a uno sacado de un gimnasio. Se trata de poner a personal que sepa solucionar problemas. No paro de recibir llamadas desde toda España. El próximo paso es conseguir un titulación que valga en toda España», dijo.