«Vivo encerrada, con las puertas cerradas y mirando por todos los sitios por los que voy. Todo eso ha quedado dentro pese a que, al final, logramos un divorcio pactado. Así se explicaba ayer ante la juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, una mujer de origen sudamericano que denunció a su exmarido después de que éste coincidiera con ella en un camino de es Cubells cuando la afectada se trasladaba al punto de encuentro de Cas Serres para entregar a sus dos hijos. Según la acusación particular, el hombre, que, como ella, tenía una orden de alejamiento, aprovechó el momento para llamar a la Guardia Civil con el fin de que sorprendieran a la mujer conduciendo sin carné y, aprovechando su situación de irregular en el país, tramitaran su expulsión.
El caso se remonta a diciembre de 2008 y han tenido que pasar cinco señalamientos para que el acusado se sentara ayer finalmente en el banquillo. Tanto el fiscal como la acusación particular consideran que el encuentro no fue tan fortuito y piden para el sospechoso una pena de nueve meses de prisión por quebrantamiento de medida cautelar. Éste negó todos estos extremos y precisó que exclusivamente llamó a la Guardia Civil para informar del encuentro.
El incidente ocurrió poco después de que, por vía judicial, se cambiara el lugar de entrega de los hijos de la pareja después que antes se hiciera en la casa de un hermano del acusado, colindante con el de la denunciante.
Uno de los hijos, ahora de 12 años, declaró ayer que su padre cruzó el coche en el camino, momento en que, por la tensión que registraron, él y su hermano saltaron del coche y corrieron por el bosque para refugiarse en un establecimiento cercano donde luego la recogió su madre.