La legislación española tiene estas cosas. La víctima del atraco en la librería de Can Escandell que fue golpeada en la cabeza con una pistola que esgrimía el asaltante no pudo reconocer con plena certeza al vecino de sa Penya que fue apresado por la policía. Por ello, el alicantino M.G.C., de 33 años, quedó ayer en libertad de con cargos mientras la investigación judicial ahonda en el caso por si aparecen nuevas pruebas que sustenten las sospechas reunidas contra dicha persona. El juez Santiago Pinsach resolvió ayer mismo la puesta en libertad de dicho individuo después de que a primera hora de la mañana se practicara una rueda de reconocimiento en la prisión de Eivissa y se saldara con este resultado.
Muy rápido
La afectada, que, como ya se informó, precisó siete puntos de sutura en la cabeza al ser agredida en la cabeza cuando se disponía entregarle al ladrón los 90 euros que se llevó, señaló en la prueba que el ataque que sufrió ocurrió con extrema rapidez y que pese a estar segura en un 90 por ciento, porque el agresor iba con la cara descubierta, no podía garantizarlo con exactitud.
M.G.C., un hombre que acumulaba cinco delitos contra la propiedad, cuatro de ellos desde noviembre, aseguró durante su comparecencia ante el juez que todo se trataba de una confusión y que el no había podido ser el autor del atraco porque a la hora que se perpetró él se encontraba con un familiar directo, persona que corroboró dicha afirmación.
La detención del acusado se produjo después de que la afectada reconociera en fotografías mostradas en Comisaría a M.G.C. como la persona que probablemente cometió el asalto. Pese a los indicios, en los registros en sa Penya no se encontró ninguna pistola y sólo se pudo descubrir un anorak reversible del acusado, prueba que el juzgado no considera determinante. La policía, sin embargo, considera que dicha prenda era utilizada a propósito por el ladrón y cambiada de lado para confundir.